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Adivina adivinanza

La cuestión no es saber por qué, aunque ahí también hay opciones en esta imputación/investigación, que no acusación y, menos, condena del candidato a la presidencia de la Generalidad de Cataluña. Por un lado, los que dicen que porque ha habido una vulneración de la ley, siguiendo indicaciones del fiscal. Por otro, los que dicen que aquí no hay delito alguno ya que no se produjo el preceptivo requerimiento ni se contestó a las demandas. A lo más, dicen estos, se habría tratado de un ejercicio de rebeldía democrática. Los jueces decidirán y se podrá, supongo, impugnar, recurrir y toda la parafernalia garantista de la que, por suerte, se dispone.

La adivinanza consiste en saber por qué precisamente ahora, y aquí hay más opciones a la hora de responder.

La primera, llamémosle oficial, es la de los que dicen que se trata de un nuevo truco del Estado contra dicho candidato. Haciéndolo ahora, el Estado (bueno, dejémoslo en el gobierno de Madrid) intenta evitar la elección del candidato al gobierno de Barcelona. No sé qué dirán desde la CUP a tal propósito, pero desde el entorno del candidato se daba por hecho, en público, que se intentaba boicotear tal elección. Para saber si lo pensaban, espérese a que lleguemos a la tercera opción.

La segunda, igualmente oficial pero de otros diferentes a los anteriores, dice que ha sido ahora porque así había quedado establecido siguiendo los procedimientos habituales en una justicia lenta. Cierto que el ministro de Justicia cometió el error de decir que si se hubiese convocado a los imputados durante la campaña electoral, habría sido peor. Igual no quería decir que alguien, en el gobierno, tuviera poder para establecer la fecha de tal convocatoria, sino que lo que quería decir es que la reacción anterior habría sido todavía más fuerte. Vuelvo ahora al asunto, pero antes constato la abundancia de afirmaciones en el sentido de que aquí no ha influido nadie del «entorno de Madrid» (encima, a un «tribunal de Barcelona»).

La tercera pertenece al «lado oscuro de la fuerza». Es la de los que, para explicar que sea precisamente ahora cuando el candidato tiene que ir al juzgado, recurren al hecho de que sus abogados no consiguieron que la convocatoria fuese justo durante la campaña del 27S. Tan verosímil como las anteriores, tiene también su lógica: un líder atacado (un Moisés que, como comenté la semana pasada, estaba conduciendo al Pueblo Elegido hacia la Tierra Prometida, la Arcadia feliz de la independencia) aumentaba las probabilidades de ser votado. Como es sabido, uno de los factores que cohesionan a un grupo es la amenaza desde el exterior. Darth Vader, para entendernos, hace que la princesa Laia tenga mayores apoyos. Seguro que pocos se esperaban unos resultados como los del 27S ni las andanzas de la CUP, que ahora sí que podría entrar al trapo de «defender al atacado».

Llegados aquí, ¿cuál juzga usted que es la versión que encaja mejor con la realidad? Supongo que usted, como yo, no tiene acceso a información privilegiada y tiene que guiarse por lo que le dicen y por lo que encaja con sus preferencias. Pero eso no es garantía de que se trate de la versión correcta.

Si usted solo había oído, visto o leído una de las versiones, piénselo dos veces. Hay, efectivamente, procesos de manipulación para que usted vea las cosas de una manera y no de otra.

Si usted, antes de ver las opciones, ya sabía cuál era la verdadera porque es la que encaja con sus preferencias (con su ideología, si me permite la expresión), piénselo dos veces. Las ideologías son útiles para guiar la acción posible, pero no siempre funcionan para conocer las cosas como son. Por lo menos, las ideologías de los demás que, como todo el mundo sabe, son falsas y solo la nuestra es la apropiada para dar un conocimiento correcto de la realidad.

Observe, para terminar, que lo que está en discusión no es el hecho en sí (imputación/investigación) sino la interpretación que se hace del mismo en una dirección u otra. Si tengo que dar mi opinión (páginas de opinión al fin y al cabo) creo que algo hay de verdad en las tres versiones: independencia «relativa» del poder judicial (hay jueces recusados), ambigüedad de un «ataque» como este -que puede servir para debilitar a un candidato al tiempo que lo refuerza- y manía de ver las cosas bajo un solo prisma cuando la realidad no se deja encasillar tan fácilmente.

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