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Francisco Esquivel

A la rica parodia

Aprovechando el pedazo de desfile militar en Pyongyang con motivo de la celebración del 70º aniversario del partido único, he visto The interview, la parodia sobre el líder supremo que Sony Picture canceló su estreno a finales del año pasado ante la amenaza de ciberataques de unos hackers. Al igual que el régimen, la peli es un disparate. En el único momento de lucidez del que hace gala el personaje que encarna a Kim Jong-un, reconoce que la palabra hace más daño que la artillería y eso que el despliegue exhibido durante el puente en la plaza Kim Il-sung resultaba bastante convincente. Aunque sin la dosis de ingenio, la parida cinematográfica se halla en la línea de The Brink, la serie gamberra en la que Tim Robbins está para comérselo y en la que debió pasárselo pipa caricaturizando tanto a los líderes islamistas como a los ocupantes de la Casa Blanca, el Pentágono y a los combatientes por la patria, algunos de los cuales tienen peligro cuando suben a la litera de lo que se meten por banda, no digamos ya al ponerse a los mandos de un caza. Pero, claro, las verdaderas bombas de relojería las tienen los que no desfilan como es el caso del menda norcoreano que, sin moverse del balcón del Palacio de la Cultura del Pueblo, señaló que con semejante armamento están en disposición de combatir a todo quisque, a lo que la masa replicó que lo defenderán -a él- hasta la muerte. Aquí, las bombas de relojería que más daño han hecho traen retardo y, a pesar de que darían para varias producciones, la de mayor repercusión en la actualidad sería una que llevase por título El mejor ministro de Economía de la historia, que, más que un desfile, protagoniza estos días un trasiego difícil de saber dónde acabará. Sólo con reflejar lo que dijeron de él y los silencios que hoy provoca, ya está el guión. Y, sin embargo, al que se pita es a Piqué.

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