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Jorge Fauró

Camada negra

Leo ya sin ningún asombro las declaraciones que el secretario general de Nuevas Generaciones del Partido Popular, Javier Dorado, realiza a tenor de la ausencia del líder de Podemos, Pablo Iglesias, de los actos conmemorativos del 12 de Octubre, Día de la Hispanidad. Dice el muchacho que Iglesias prefiere defender a semiterroristas que acudir al desfile. No te preocupes, Javier, si has decidido acudir a la parada militar dudo que sean muchos los medios que den cuenta de ello. Aprovecha y quédate en casa, que es festivo. Lo que sí me sorprende es la nula reacción que la cúpula del partido ejerce contra algunos miembros de las juventudes del PP, varios de ellos destacados dirigentes de NNGG, que aprovechan las redes sociales para difundir fotografías exhibiendo la bandera preconstitucional o alzando el brazo como en los tiempos de la Plaza de Oriente o de los grandes desfiles (anda, mira) de Nuremberg. La juventud tiene estas cosas. Las hormonas están en continuo movimiento, y a quien no le da por actuar según los dictados de la entrepierna, le viene el aire por la irresistible atracción de las banderas de colores, el paso de las centurias romanas o los primeros trajes que diseñó Hugo Boss (si no entienden esto último, consulten la biografía del sastre, que me quedo sin espacio). No defenderé a Pablo Iglesias. Sostiene ese discurso de iluminado que nunca se sabe si va en serio o se ha atiborrado de brócoli, pero imagino que Dorado se refiere a la defensa conocida que el líder de Podemos efectúa siempre que se le pregunta del régimen venezolano y de su fallecido líder, Hugo Chávez, otro salvapatrias que sin embargo fue elegido una y otra vez por sus electores. Imagino que para el representante de NNGG es más apropiado defender la foto de las Azores y posar alegremente junto a George W. Bush, que sin duda hizo mucho más que Chávez y que el propio Iglesias por la paz en el mundo. Bush no era semiterrorista, le bastaba con ordenar la muerte de miles de civiles con la excusa (falsa) de que el mundo islámico estaba asentado sobre un polvorín de armas de destrucción masiva. Luego vino lo de las Torres Gemelas y los atentados de Madrid, pero los compañeros de Dorado eran unos niños que en la adolescencia se entretenían subiendo fotos a Twitter.

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