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Gerardo Muñoz

Momentos de Alicante

Gerardo Muñoz

Alcalde breve, periodista longevo

El anterior alcalde de Alicante, Miguel Valor, estuvo en la alcaldía solo 5 meses, pero no ha sido el alcalde alicantino más breve de cuantos fueron elegidos o nombrados para este cargo, sin contar por tanto a quienes lo ocuparon accidental, temporal o interinamente en sustitución del titular, como ocurriera con el recientemente fallecido Pascual Coloma (febrero-abril 1979).

Uno de los que ocupó la alcaldía aún más brevemente que Valor fue Florentino de Elizaicín y España, quien fue designado alcalde el 25 de febrero de 1930. Al día siguiente, publicó un bando en el que se comprometía a cumplir su cometido con «rectitud, imparcialidad y justicia, democráticamente», por lo que «las puertas de mi despacho oficial no han de cerrarse nunca a nadie ni por nada».

Florentino Elizaicín fue relevado de su cargo, mediante real orden, el 24 de abril de 1930. Ocupó por tanto la alcaldía durante menos de dos meses; concretamente durante 58 días. Se despidió de los alicantinos con otro bando, en el que aseguraba que su política había sido «siempre honrada, transparente y rectilínea», trabajando diariamente «de nueve a diez horas, que las advertí con provecho visible, descubriendo irregularidades administrativas de mucho fuste en el ramo de la limpieza pública de la ciudad. También en la venta del pan, descubrí mermas enormes y por eso decomisé para repartirlo en los establecimientos benéficos, dándolo al propio tiempo por mi mano, a sacos enteros, a los pobres de esta población, que atraviesa una crisis de trabajo, gravísima», por lo que fomentó obras públicas con las «que han conseguido trabajo muchos obreros». Durante su breve mandato saneó el Matadero por «menos de cinco mil pesetas». Cumplió su promesa de transparencia abriendo «las puertas de la Alcaldía de par en par, para que por ellas penetraran las clases sociales, atendiendo solícito a todos los alicantinos, con especialidad, a los desheredados de la fortuna»; y también su promesa de honradez, teniendo presente «que las mil quinientas pesetas al mes, que dá el pueblo a su Corregidor alicantino, no son para la persona, sino para la representación de su alto cargo, y en él las he gastado». En resumen, cumplió con su lema de «hacer administración», razón por la cual «no he dejado cesante a ningún empleado, ni he destituido a ningun alcalde de barrio, ni de partida».

Pese a todo, Florentino no consiguió todo lo que se propuso. El 10 de marzo de 1930, siendo alcalde, presentó una moción proponiendo el establecimiento de un refugio nocturno para mendigos en el antiguo depósito de aguas de la avenida de Alcoy, que fue aprobada pero posteriormente (25-4-1931) rechazada por ser un asunto dependiente de la Diputación.

Florentino nació en Alicante en el año 1859. Tanto los Elizaicín como los España eran familias poderosas de la burguesía alicantina. Su hermano Miguel, que era general de Brigada de Caballería, fue alcalde antes que él durante tres meses (octubre 1923-enero 1924); y también anteriormente lo fue su abuelo Tomás España Sotelo (1842).

Era propietario de viñas y de la fábrica de yesos El Cisne, situada en la misma calle (Marqués de Molins) donde residía. Fue presidente del Casino (1893), vocal de la Liga de Contribuyentes (1895) y miembro del Patronato de la Caja de Ahorros (1923).

Político

Comenzó su carrera política en el Partido Liberal, pero muy pronto se pasó al Partido Conservador, ocupando cargos en la dirección local.

En 1885 fue teniente de alcalde, pero su temperamento fuerte le creó fama de conflictivo, siendo procesado el 19 de noviembre de 1886 y suspendido en su cargo una semana después. Entre 1892 y 1896 fue diputado provincial.

Elogió al fascismo italiano en 1923, escribiendo: «las camisas negras que asustan al caciquismo imperante, a nosotros nos parecen de color de rosa, y dispuestos estamos a vestirlas en cuanto se presente ocasión propicia». Sin embargo, este elogio temprano se tornó en crítica acerba poco tiempo después.

Idéntica mudanza experimentó su opinión acerca de la dictadura de Primo de Rivera. Si bien al principio se manifestó partidario del régimen dictatorial, no tardó mucho en evolucionar hacia posturas críticas, protestando contra la censura de prensa y mostrándose adicto a la idea de la recuperación de los derechos democráticos e incluso de la República. Así, en 1931 encabezó la manifestación que pedía la amnistía para los detenidos por la intentona republicana de diciembre del año anterior, y en 1932 apoyó la organización en Alicante del Partido Republicano Progresista.

Como recordaría «El Luchador» tras su muerte, como político, Florentino Elizacin fue «evolucionando progresivamente de acuerdo con los tiempos modernos».

Periodista

La profesión vocacional de Florentino Elizaicín era la de periodismo, que comenzó cuando tenía 20 años.

Dirigió varios periódicos, como «El Lunes» (1883) y «La Patria» (1888-1891), pero fue «El Correo» el que tuvo una vida más dilatada, llegando a ser el decano de la prensa durante la II República.

Florentino presidió varias veces la Asociación de la Prensa alicantina y en 1929, tras cumplir sus bodas de oro con el periodismo (diciembre 1928), le fue concedida la Medalla de Oro de la ciudad.

El Correo

El primer número de El Correo (periódico fundado y dirigido por Florentino Elizaicín) apareció en la mañana del 1 de julio de 1898. La redacción y la administración tenían su domicilio en la calle Porvenir, 32, pero posteriormente se trasladaron a la calle Marqués de Molins, primero al número 32 y luego al 44, el mismo edificio donde tenía Florentino su residencia familiar.

Tenía un cuadro amplio de redactores, entre los que destacaban, hacia 1925 (año en que pasó a ser un diario vespertino), Francisco Montero Pérez y Manuel de Elizaicín y Orts, hijo de Florentino, que llegaría a ser redactor-jefe en enero de 1928.

Los sucesivos cambios de subtítulos del periódico entre 1923 y 1936 reflejan fielmente las variaciones que tuvo la publicación en su tendencia política, fruto de la evolución experimentada por su propietario y director: «Órgano del Partido Liberal de todo Levante» (hasta 1923); «Anticaciquista y defensor del actual régimen militar» (entre noviembre 1923 y febrero 1924); «Diario constitucional y parlamentario» (noviembre 1928); «Diario Republicano» (abril 1931); «Diario de la Derecha Liberal Republicana» (mayo 1931); nuevamente «Diario Republicano» (agosto 1931); «Diario Republicano Independiente» (noviembre 1935).

Como dice Isabel Navarro González, «El Correo» es «un ejemplo de la evolución de la prensa "de orden", desde la inicial adhesión incondicional al Directorio Militar hasta la recuperación de la tradición demócrata liberal y la esperanza en una República también "de orden"». Así, en 1936, tras la victoria electoral del Frente Popular, Florentino Elizaicín advirtió desde las páginas de su periódico del peligro de «gobernar al dictado de las masas».

El último número de «El Correo» apareció el 12 de mayo de 1936 y su fundador murió siete meses después, el 17 de diciembre, en San Vicente del Raspeig.

¡Ah!, por cierto, el alcalde alicantino más efímero hasta ahora fue el último republicano. Se llamaba Ramón Hernández Fuster, había sido elegido en un pleno extraordinario el 21 de marzo de 1939 y entregó simbólicamente el cargo a su sucesor franquista, Ambrosio Luciáñez Riesco, el día 30 del mismo mes y año. Duró, pues, como alcalde, nueve días.

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