La semana comenzó con cuatro mujeres asesinadas y otra herida de gravedad por sus parejas o exparejas. Todavía estamos esperando que el Presidente del Gobierno condene estos asesinatos y que los medios de comunicación realicen un adecuado tratamiento informativo dándoles la cobertura que merecerían. Correlativamente al interés político y mediático (o, más bien a su falta), tampoco las protestas sociales han sido masivas, precisamente.

El barómetro del CIS correspondiente al mes de septiembre, del que únicamente se ha destacado la parte relativa a la valoración de líderes políticos, contiene un dato que, sin embargo, me ha llamado la atención: entre los tres principales problemas que existen actualmente en España, el 1.2% considera como tal a la violencia contra la mujer. Desde septiembre de 2014, en que se repetía la misma cifra (reflejan siempre las macabras estadísticas del verano y éste de 2015 ha sido especialmente cruento), los porcentajes eran ridículos, no alcanzando casi nunca al 1%, situación común desde (¡casualidad!) el inicio del mandato del PP. Rastreando los barómetros anteriores, mes a mes, compruebo que en el segundo mandato de Rodriguez Zapatero los porcentajes de preocupación sobre este tema tampoco eran muy altos, pero el 1.2% era el más bajo, alcanzándose los máximos niveles en su primer mandato (abril 2004 a abril 2008), cuando se aprobó la principal normativa de igualdad. Ya en las elecciones de 2004 en la agenda política se había «colado» la igualdad y la lucha contra la violencia machista, lo que se tradujo en el barómetro de marzo de aquel año en un 11.7% o en un 8% en los meses de junio y julio en que se aprobó el proyecto de ley de medidas de carácter integral contra la violencia de género y comenzó su tramitación parlamentaria. La cifra más baja de ese 2004 fue del 3.7% en el barómetro de septiembre. Como se puede comprobar, la violencia machista (y, por tanto, la igualdad de mujeres y hombres) es considerada un problema por la sociedad sólo si está en la agenda política en un lugar prioritario. Y para eso hace falta voluntad política. Fíjense, sólo un dato más que lo demuestra: el 39.5% considera uno de los principales problemas el fraude y la corrupción ¿Saben qué porcentaje representaba en marzo de 2004? El 0.4%. Sí, como lo leen. Si los partidos políticos tuviesen realmente como prioridad la lucha contra la violencia machista y la consecución de la igualdad, eso se reflejaría socialmente y habríamos dado pasos de gigante. Motivos para ello no faltan, precisamente.

Eso es lo que, emplazadas por el movimiento feminista, vamos a reclamar en Madrid el próximo 7 de noviembre en una gran marcha contra las violencias machistas.

#YoVoy7N ¿Te vienes?