El 9 de octubre representa para los valencianos el mejor símbolo de nuestra identidad como pueblo y como cultura, símbolo que empieza a construirse cuando tal día como hoy de 1238, el rey Jaume I conquista la ciudad de Valencia a los musulmanes. Los valencianos lo celebramos demostrando que nos sentimos orgullosos de nuestras particularidades como pueblo, de nuestra historia que ha ido dando forma al actual carácter de los valencianos y de nuestra lengua. Desde entonces los valencianos hemos crecido como pueblo, conscientes de los elementos que nos diferencian del resto de los españoles, pero también de aquellos que nos unen. Nos sentimos depositarios de un gran legado cultural que hemos recibido de las muchas generaciones de valencianos, que nos han precedido, de aquellos que llegaron hasta estas tierras junto con Jaume I para construir un futuro, de aquellos que decidieron quedarse tras ser vencidos e integrarse en una sociedad compleja tanto en lo religioso, como en lo cultural.

Sin embargo, nuestro presente más inmediato se fundamenta en el Estatuto de Autonomía aprobado en 1982, estatuto que abrió el camino del autogobierno. En él se hallan las bases que nos definen como comunidad y se protegen todas aquellas singularidades que nos diferencian como pueblo.

Sin embargo, valorar la tradición, nuestra lengua y nuestros referentes culturales no entra en contradicción con la incorporación de otros elementos a la propia cultura, sino que es una actitud que enlaza con el concepto de tolerancia, que forma parte de nuestra historia y tradición.

Elche es actualmente una de las ciudades más dinámicas e importantes de la Comunidad Valenciana. Somos la tercera ciudad, demográficamente hablando, y uno de los enclaves industriales más desarrollados. Los ilicitanos e ilicitanas con su trabajo diario, generan riqueza y aportan futuro a esta tierra. Entre todos hemos sido capaces de crear una ciudad abierta y tolerante, solidaria con aquellos que menos tienen e integradora con quienes llegan hasta nuestra tierra en busca de nuevas y mejores oportunidades. Personas que hoy son unos ilicitanos más y que han contribuido a que Elche sea una ciudad próspera, que ha sabido conservar sus tradiciones, su lengua y su cultura.

Nuestro proyecto de ciudad de futuro ha de asentarse necesariamente en los ciudadanos, en su riqueza humana, como motor fundamental que posibilite este cambio. Así, el primer paso de este nuevo camino ha de llevarnos a consolidar y aumentar las políticas sociales, porque la prioridad de este gobierno son las personas y, sobre ellas, con ellas, se construirá la ciudad que todos deseamos. Debemos volver a ser la ciudad dinámica y progresista que durante mucho tiempo fue un modelo a seguir en nuestro país, un lugar de oportunidades, un lugar en el que el sector turístico despegue por fin y permita una mayor diversificación económica, partiendo de valores tan singulares como nuestros dos patrimonios: el Misteri y el Palmeral. Estas son las bases de la ciudad que entre todos seremos capaces de construir con valentía, con trabajo e ilusión.