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Desde mi terraza

Luis De Castro

Se hace camino al andar

Nuestro pequeño mundo alicantino parece que echa a andar por senderos rectos. Puede que peque de ingenuo al ser optimista, pero esta semana han visto la luz dos pequeñas noticias que considero dos pequeños triunfos. La primera, el acuerdo entre el gobierno municipal y el empresario del Casino de Juego del puerto, para retirar el horroroso luminoso de la fachada que causó indignación en el momento de su colocación. Sustituir el habitual ordeno y mando de la Administración, (aunque en este caso no hubiera servido para nada al haberse instalado con todas las bendiciones legales, dichoso Alperi) por un acuerdo razonado entre las partes es una buena forma de hacer política. La segunda noticia, quizás más pequeña pero no por ello menos significativa, es la retirada de las banderolas anunciadoras de las columnas del Teatro Principal. Durante mis años de director del coliseo pocas veces autoricé que se manchara la fachada del teatro con anuncios o propaganda porque el respeto a un edificio tan noble, reinaugurado en 1991 tras una concienzuda y respetuosa remodelación, era una obligación para poner en valor uno de los pocos edificios emblemáticos de la ciudad. Y me cabreaba mucho cuando durante los carnavales se disfrazaban las columnas con la autorización del ayuntamiento, de hecho unos gamberros prendieron fuego un año a las ridículamente llamadas «arquitecturas urbanas», ahumando seriamente una de las columnas, que nos costó mucho limpiar. Fue a partir de mi salida del teatro cuando empezaron a utilizarse las dichosas banderolas, de indudable eficacia propagandística de los espectáculos, que convirtieron la fachada y un lateral del teatro en una falla valenciana, costumbre que se ha mantenido hasta la actualidad. Así que la decisión de dejar al menos la fachada expedita de obstáculos visuales lo considero una buena medida que aplaudo sin reservas. Ahora queda pendiente, entre otras asuntos a reconsiderar, la devolución a la ciudad del Pasaje de Amérigo, que permitía el acceso a la calle Altamira desde la calle Mayor sin tener que bordar hasta la Rambla, y que nos fue usurpado a los alicantinos al construirse un hotel de lujo (de nuevo el dichoso Alperi); este pasaje históricamente disfrutó de lo que jurídicamente se conoce como «servidumbre de paso», circunstancia que el entonces alcalde «se pasó por el forro», utilizando una expresión popular.

Ya en otro aspecto, la temporada artística acaba de empezar con brío, que además del continente hay que cuidar el contenido. Ayer mismo disfrutamos en el ADDA de un magnífico concierto a cargo de la Orquesta Filarmónica de Londres; durante el fin de semana empezó la nueva andadura de nuestra querida Aula de Cultura (ex CAM) con la actuación de Alberto San Juan, mientras el Principal abría con un divertimento maltratado -en mi opinión- con una crítica excesiva; Eunuco es eso, un divertimento con una cualidad esencial: nueve actores de los que se puede decir sin miedo a equivocarse que los nueve estaban perfectos, lo que es muy difícil en un espectáculo coral. Hoy mismo (por ayer) arranca también la temporada de la Sociedad de Conciertos, que nos ofrecerá durante toda la temporada una excepcional programación de solistas y música de cámara, empezando con la mezzosoprano Maria José Montiel, a quien esta misma semana se le ha concedido el Premio Nacional de Música en Interpretación. A falta de conocer los derroteros por los discurrirán el Teatro Arniches y Las Cigarreras, el panorama artístico cultural es realmente esperanzador.

Por último, permítanme que recuerde al papa Francisco, que está superando todas las expectativas que despertó su nombramiento: tolerancia cero para la pederastia en la Iglesia, respeto al mundo homosexual sin mandar a sus integrantes al reino de Lucifer, retirada de la excomunión a los divorciados y la importantísima mediación política para que finalice el bloqueo de Estados Unidos a Cuba. Entre otras cosas. Este Papa ha entendido que la principal cualidad que debe adornar a un cristiano es la caridad bien entendida. También la Iglesia, como la política, debe corregir rumbos. Y en eso estamos cuando España atraviesa uno de los momentos más interesantes de su ya no tan reciente democracia. Por eso me congratulo de los pequeños logros citados, que ya lo dijo el gran Antonio Machado: se hace camino al andar.

La Perla. ... «Lo intentaste. Fracasaste. No importa. Inténtalo de nuevo. Fracasaste otra vez. Fracasa mejor». (Samuel Beckett, dramaturgo irlandés, Premio Nobel de Literatura 1969)

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