Frente a las celebraciones y la exaltación propias del 9 d´Octubre, el gran desafío al que nos enfrentamos la sociedad valenciana en esta fecha es sin duda alguna a la falta de confianza que la mayoría de las ciudadanas y ciudadanos tienen en las instituciones y en las organizaciones que hasta ahora han llevado las riendas de la sociedad al margen de la ciudadanía. Superar esta desconfianza es nuestro gran reto, la gran batalla que tenemos sobre la mesa si queremos conseguir que nuestra Comunitat esté cohesionada y funcione bien. Para ello necesitamos grandes dosis de generosidad por parte de todos, dejar de lado nuestras pequeñas miserias y, cómo no, tener la inteligencia suficiente como para ser capaces de anticiparnos a los acontecimientos con el fin de dar una respuesta rápida y adecuada.

Para ello un paso importante, el primer pilar, qué duda cabe, es conseguir que la Comunitat tenga una financiación justa. El Gobierno actual, o en su defecto si éste sigue sordo, el nuevo Gobierno de la Nación que salga de las urnas el próximo 20 de diciembre, tiene que abordar sin mayor dilación esta cuestión que es prioritaria para la vida de todos los que habitamos en esta tierra. De ello depende no solo nuestro futuro, sino también nuestro presente. Se ha de pasar del reconocimiento teórico de la infrafinanciación a la que estamos sometidos a la dotación de lo que nos pertenece vía Presupuestos Generales del Estado. Ése es el paso fundamental para empezar a acabar con décadas de mal gobierno, no exento de pillaje.

Además, este 9 d´Octubre es el momento para repensarnos nuestro modelo e introducir aquellos cambios que permitan asegurar nuestro Estado de Bienestar con independencia de quién gobierne en cada momento. La inseguridad, junto con la desconfianza, es otro de nuestros grandes retos a batir, porque paraliza y deteriora el funcionamiento de una sociedad y sus instituciones. Debemos aprobar sin mayor dilación un «suelo de gasto» que asegure los servicios básicos fundamentales de una sociedad de derechos, como son la sanidad, la educación y la dependencia. Y esto es una cuestión de voluntad política. Nuestro gobierno de izquierdas tiene el deber de asegurarlo en el tiempo. Para UGT PV no hay excusas para no hacerlo, sobre todo después del sufrimiento que ha dejado, y deja, en la clase trabajadora más vulnerable esta crisis. Desde luego, somos una sociedad enferma si nos volvemos insensibles al coste humano que estas políticas neoliberales han generado.

Y por último, el tercer pilar de este nuevo tiempo que tenemos que construir es, sin duda alguna para UGT PV, dotarnos de un nuevo contrato social. Es vergonzoso que mientras los ricos son más ricos todavía, gracias a las leyes que se han aprobado en el último lustro, existan en nuestra Comunitat miles y miles de parados de larga duración que viven junto a sus familias rozando los umbrales de la pobreza. No podemos permitir que en este país se siga legislando en contra de nuestros jóvenes, que son expulsados fuera de su tierra por falta de trabajo, al tiempo que se favorece la creación de un ejército de personas que pese a tener un empleo no dejan de ser pobres. Los gobernantes tienen el deber de poner coto, también con leyes, a una clase empresarial que ha demostrado mucha avaricia y muy poca sensibilidad con los trabajadores y trabajadoras. Es hora de democratizar las relaciones laborales. Es hora de un compromiso real que mejore la vida de los valencianos y valencianas.