Lo de los accesos al polígono Santiago Payá es digno de una tesis doctoral. Los problemas empezaron en 2002, cuando las grietas del vial habilitado inicialmente obligaron a construir un puente que, según el por aquel entonces edil de Obras, Rafa Miró, iba a ser la solución definitiva. Pues bien, hoy en día persisten las dificultades, y el milagroso viaducto, además, va a tener que ser demolido. Dicho esto, también sorprende la «celeridad» con la que se resuelven en Alcoy los problemas causados por la inestabilidad del terreno. Si no, que se lo pregunten a la calle Calderón.