Hace muy poco mirábamos con atención lo que ocurría en Grecia cuando el verdadero problema se encontraba a miles de kilómetros de Atenas. Casi nadie prestaba atención a lo que ocurría al otro lado del mundo mientras Alexis Tsipras se reunía con sus acreedores, pero ahora que la cuestión helena parece estar resuelta, los inversores empiezan a mirar hacia Asia, concretamente hacia China.

En China podría haber comenzado la crisis asiática. La economía del país ya no rueda a la velocidad del rayo y la situación en la bolsa empieza a ser muy preocupante, tanto que las autoridades están haciendo todo lo posible para evitar nuevos desplomes. Sin embargo, sus esfuerzos por internar calmar a los mercados no sirven de mucho. Ahora lo que se preguntan los inversores es si el estallido de la burbuja china afectará al resto del planeta, y la respuesta parece ser que sí se notarán los efectos del pinchazo. Pero, ¿por qué China hace temblar a las bolsas mundiales? Estos son, en nuestra opinión, los motivos por los que el gigante asiático atemoriza a los mercados bursátiles.

Segunda economía del mundo. China no es lo que era. El país ha cambiado mucho en las últimas décadas. El cambio del gigante asiático ha sido tan importante que la economía del país es la segunda más grande del mundo. El hecho de que una economía de estas dimensiones esté en apuros, preocupa, y mucho, a los expertos. Las preguntas sin responder sobre qué ocurrirá en China en los próximos meses terminarán pasando factura a los parqués de todo el planeta.

Datos que no cuadran. En China hay un problema: los datos oficiales no encajan con los extraoficiales. El crecimiento real de la economía (según los analistas cercano al 4,5%) no cuadra con el oficial (7%).

Políticas que no generan confianza. Ante el desplome de la bolsa de China, las autoridades del país decidieron intervenir para frenar el descalabro. Las medidas que adoptaron fueron suspender la cotización de una larga lista de empresas y prohibir las ventas de algunos inversores mayoritarios. Estas acciones no favorecen que los inversores internacionales vuelvan a comprar acciones en empresas del país.

Problemas con los estímulos monetarios. China quiere, cueste lo que cueste, seguir prosperando. Por eso, las autoridades del país decidieron poner en marcha estímulos monetarios que generasen un crédito más barato para las familias y las empresas. Las empresas y ciudadanos del país se han vuelto adictos a estas políticas, lo que ha disparado el nivel de endeudamiento.

Las materias primas tiemblan. China supone entre el 10% y el 30% de las importaciones de las principales materias primas. Los inversores temen que la ralentización económica del gigante asiático termine afectando negativamente a sus importaciones de materias primas.

Los bonos de EE UU en el punto de mira. El gigante asiático es el principal comprador extranjero de bonos de Estados Unidos. Si China decide reducir la compra de esos bonos, el efecto sobre el mercado de deuda soberana sería impredecible.

La desaceleración económica del gigante asiático pone contra las cuerdas a la economía mundial, que se enfrenta a una nueva recesión «made in China». No salimos de una y nos metemos en otra. Y es que cuando la actividad económica mundial comenzaba a ver la luz al final del túnel, una amenaza hace que la salida del túnel se aleje. Según algunos expertos, la desaceleración económica del gigante asiático tendrá grandes consecuencias a nivel planetario, llegando incluso a colocar a la economía mundial a las puertas de una nueva recesión.

Hasta hace poco entre los analistas era común escuchar la frase «si EE UU estornuda, el resto del mundo se resfría», pero hoy en día con China pasa lo mismo. La economía del gigante asiático es la segunda más importante del mundo, así que si su economía enferma, el riesgo de contagio a nivel mundial es alto, muy alto.

Ahora la economía China está resfriada, si estornuda el resto del mundo se constipará. Hace unas semanas ya vimos cómo las heridas del mercado bursátil del país del dragón rojo infectaban al resto de bolsas mundiales. En estos momentos existe un 55% de posibilidades de que se produzca una nueva desaceleración económica a nivel planetario. Eso sí, los expertos creen que sólo existe un 15% de probabilidades de que la nueva crisis alcance el nivel de «recesión severa».

Esta nueva recesión pone de manifiesto algo que ya es un hecho: la influencia económica de China a nivel global es similar a la de EE UU. Y es que las últimas crisis mundiales han nacido en EE UU, pero está sería una recesión gestada en China con ayuda de los países emergentes.