En nuestra sociedad, las dictaduras de derecha, cuando las ha habido a lo largo y ancho de nuestro planeta, han sufrido duras críticas, protestas y virulentas manifestaciones de condena, cosa que, curiosamente, no sucede con las dictaduras de izquierda, como mucho silenciadas cuando no respetadas y hasta aplaudidas. Ahí tenemos los ejemplos de Cuba, Venezuela o China.

El brutal régimen comunista de Corea del Norte, oficialmente una República Popular Democrática, no es condenado por nadie de la izquierda más o menos radical, tan dada a emplear el término fascista a todo aquello que se aleja de sus parámetros. Si ese país asiático levantara el brazo en vez del puño y tuviera símbolos nazis, las calles se nos inundarían de voces de protesta entre banderas rojas y hoces y martillo tan comunes en estas naciones totalitarias.

A las feministas de aquí no se las oye mucho denunciar la sumisión absoluta rayana en la esclavitud de las mujeres en las repúblicas y monarquías islámicas, tanto moderadas como fundamentalistas. Sí que demuestran un celo tremendo en arremeter contra una fotografía de archivo publicitario para un anuncio de un centro comercial que mostraba la parte trasera de unos bikinis manchados de arena. Ahora, ese mismo centro ha iniciado una campaña en la que, jugando con el nombre de la estación en la que nos encontramos, exhibe a un exclusivo «Toño» guaperas de torso semidesnudo y atractivo sexual.

Pero hay más, desde hace muchos meses una multinacional del automóvil utiliza a un cachas con bañador ajustado marcando paquete, camino de su coche y preguntándose dónde guardará las llaves del mismo porque va hacia él con las manos al aire. Ante estos casos de utilización machista del hombre para encandilar a las mujeres y animarlas a la compra, no he oído una sola voz discordante que, en cualquier caso, ante imágenes inocuas, no haría más que conculcar la libertad de expresión como bien ha dicho ese estupendo dibujante que es Enrique tras censurarle una ingenua viñeta porque mostraba a una sirena, ser mitológico y por ello inexistente, de espaldas mirando a unos tunos que no tunantes.

¿Estamos ante un tipo de feminismo machista que amedrenta y viene acompañado de una misandria por tanto criticable para los que creemos en la igualdad entre hombre y mujer?

El tripartito del Ayuntamiento de Alicante ha retirado la ordenanza que sancionaba con multa el ejercicio callejero de la prostitución. Vale, pero por qué no estudia lo que hay detrás de ella, la explotación sexual de mujeres a manos de chulos y redes de proxenetas que las denigran. Eso sí es denunciable y perseguible; no una foto o un dibujo humorístico que no suponen menoscabo alguno de la dignidad femenina y cuya crítica expele un tufillo pazguato que nada tiene de progresista.

En esa línea, deberían igualmente condenarse los provocativos tangas y top-less que en las playas pueden inducir a que las mujeres se conviertan a ojos de muchos varones en simples oscuros objetos de deseo donde lo sexual prive sobre el intelecto femenino.