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Convergència tiene toda la pinta de estar por la labor de acatar parte del plan anticapitalista de la Cup. Las cabriolas que realizan los componentes del Circo del Sol, una menudencia al lado de los escorzos que puede llegar a dar más de uno en el circo que se ha montado tras el 27-S para no perder mando en plaza. La Candidatura d´Unitat Popular, cuyos votos se han convertido en imprescindibles, quiere terminar con el capitalismo y el circulete criado a los pechos de Banca Catalana está dándole vueltas a «impulsar servicios públicos de amplio alcance promoviendo la colectivización de la propiedad privada». Es decir, la formación de la burguesía viendo si apoya nacionalizar los bancos que reciban capital público con tal de conseguir como sea el aval que los mantenga en el machito. Toma castaña. Hasta al Caudillo, tan poco demócrata el hombre y tan dado a los referéndums que pusieran en órbita al Movimiento Nacional, le haría gracia semejante lío del montepío. Artur Mas solo quiere lo que quiere pero y los anticapitalistas, ¿qué persiguen? ¿Se han dejado la piel para ahora aliarse con los que impulsaron los recortes sociales antes de que el propio Rajoy se atreviera a hacerlo en el resto de lo que acabe siendo esto? Los ejecutivos de Air France tuvieron que huir ayer descamisados tras las agresiones de las que fueron objeto debido al plan de ajuste que ha enviado a otros tres mil empleados a la rue. El verdadero independentista de todo el revoltijo que no es otro que Junqueras está que no se siente las piernas porque viene constatando que, a este paso, se le escoña el procés. Intentando relativizar la importancia de quien encarne al final el rol de presidente de la Generalitat, se ha apresurado a decir que «el papel que de cada uno de nosotros comparado con la independencia resulta irrelevante». Y sin compararlo, Oriol.

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