La NOAA estadounidense va confirmando en sus informes mensuales que este evento de Niño es muy intenso. Se señala que el más intenso de los últimos cincuenta años. Los efectos ya se dejan notar en aquella parte del mundo: numerosos ciclones tropicales en el Pacífico norte y apenas actividad de estas estructuras en el Atlántico norte; y sequía en Australia. De momento, así se está manifestando este Niño. Porque lo más destacado está por venir. El fenómeno de El Niño, si es intenso, altera la circulación atmosférica en todo el planeta y lo hace especialmente al año de haber comenzado. Por tanto, será en los próximos meses cuando nos llegarán noticias de inundaciones en Ecuador, Perú y norte de Chile, de más tifones en el Pacífico norte, de lluvias torrenciales en California que pondrán fin en seco a una durísima sequía que se ha vivido allí, y sequía también en la franja del Sahel. Es el patrón habitual de teleconexiones de este proceso oceánico y atmosférico. Y en el sur de Europa, sin un patrón de relaciones claro, los tiempos serán más revueltos y con más lluvia en la franja mediterránea. Por descontando que este año batiremos un record de temperatura media anual en el planeta. Es lo que trae «debajo del brazo» este Súper Niño, al que los americanos no han tardado en bautizar como el Niño-Godzilla.