Hacerse viejo», «llegar a viejo», «estar viejo» y unas cuantas expresiones de este estilo suelen pronunciarse en privado, mientras que en público se disfrazan o se les pone la pátina de la corrección política de tercera edad, mayores, porque suavizan -eso se cree- las anteriores. Por lo general, se asimila el término vejez, viejo, a inservible, con discapacidad, pasado, incapaz, enfermedad, lacra y otros términos nada agradecidos o amables con los afectados, interesados.

Sirvan las líneas precedentes como introducción a lo que hoy, primero de octubre conmemoramos en todo el mundo, precisamente el Día Internacional de las Personas Mayores, con el objetivo de centrarse sobre la problemática de las sociedades que envejecen y de reconocer el importante rol que tienen las personas mayores en sus familias, comunidades y sociedades. Las Naciones Unidas proclamaron en 1990 el Día Internacional de las Personas de Edad, que se celebra hoy y el primero de octubre de cada año.

El lema del Día Internacional de las Personas de Edad de 2015 es «La sostenibilidad y la inclusión de las personas mayores en el entorno urbano». El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-Moon, invita a todos a «no dejar a nadie atrás» y menos a las personas mayores de 60 años. Ello requiere la comprensión de que las cuestiones demográficas para el desarrollo sostenible y la dinámica de la población darán forma a las principales dificultades de desarrollo que enfrenta el mundo en el siglo XXI.

Si nuestra ambición es «construir el futuro que queremos», debemos ocuparnos de la población mayor de 60 años que se calcula llegará a los 1.400 millones para el año 2030.

De ahí, insiste el secretario general de la ONU, en que hay que ahondar, según el lema de este año «en la sostenibilidad y la inclusión de las personas mayores en el entorno urbano». Aspectos que nos son familiares a quienes, de uno u otro modo, formamos parte de la Universidad Permanente de la Universidad de Alicante (@UPUA).

El Observatorio de Mayores y Medios de Comunicación (@MAYMECO, en Twitter y Facebook para los interesados) de la UPUA se suma desde su nacimiento, gracias a la iniciativa de su directora, Concha Bru, docentes y un audaz y trabajador grupo de investigadores, personas mayores de 60 años, todas ellas, a esta conmemoración. Pero, como explicaremos, no de manera estática o pasiva.

El Observatorio es un cuerpo de investigación único en el mundo universitario español cuya finalidad y por tanto su trabajo, curso a curso, consiste en indagar, investigar e intentar saber qué es lo que los mayores ven atendido o, por el contrario, olvidado, marginado sobre ellos, sus necesidades, su papel, sus anhelos, su vida y actividades en los medios de comunicación. Si precisamente este año, la ONU ha llamado a que la inclusión de los mal llamados viejos -a veces despectivamente- sea prioritaria, @MAYMECO, el Observatorio de Mayores y Medios de la Universidad de Alicante ya ha trabajado en aspectos parecidos e idénticos, investigando cómo aparecen tratados en las páginas de periódicos, en programas de radio, en las cuñas e inserciones de publicidad, el cine, la televisión y, especialmente, las series o sitcom de acento y matriz española.

Precisamente hoy, para llamar la atención de la sociedad que aún no ha llegado al estatus de viejo, persona mayor, y para reivindicar y sacar a la luz un problema nada menor del que se desconoce casi todo, el maltrato de las persones mayores, los investigadores del Observatorio estaremos a las 12.30 en Radio Sant Vicent (95.2 de la FM) para hablar de ese asunto que afecta a unas 400.000 personas en nuestro país. Este acto, entre otros muchos, nos ocuparán durante la jornada.

Un prestigioso geriatra, el doctor Francisco Gómez Alonso, nos abrirá los ojos a todos, los que son jóvenes o adultos y a nosotros, que subidos a nuestros más de 60 o 70 años renunciamos al apelativo viejos porque, ya ven, formamos parte de esta sociedad, pero, sobre todo, queremos participar a nuestras edades de su transformación, desde dentro, nunca excluidos ni apartados. Y mucho menos, maltratados. Sin victimismos y con la razón de vida que nos asiste.