El diccionario define el mandamás a la «persona que desempeña funciones de mando o que posee la máxima autoridad». Queda la duda si el diccionario en su definición hace referencia al poder o a la autoridad, siendo el primero un concepto más amplio que el de autoridad. Max Weber define el poder como la probabilidad de tomar decisiones que afecten la vida de otros pese a la resistencia de éstos o como el ejercer un dominio hegemónico sobre un grupo de personas.

Mis dudas de hoy son las siguientes: visto lo visto en las últimas elecciones en Cataluña, ¿quién es ahora el mandaMás? (y pongo más con la mayúscula?) Y ¿quién será la persona que se encargará mañana de tomar las decisiones que afectarán a la vida de los demás pese a sus resistencias? Y, aún más, ¿es lícito „sea quien sea el mandamás (ahora en minúscula)„ que se tomen decisiones que pueden implicar un cambio radical estructural aunque exista una amplia mayoría de personas que no quieren que se tomen estas decisiones?

O sea que, como dice mi buen amigo, esto es un lío. Sí, un lío del cual espero se salga con la convicción de que «poder autoritario» no es lo mismo que «poder democrático» y que el mandamás que sea (siempre en minúscula) tenga claro que definitivamente es la unión la que hace la fuerza, sobre todo cuando allí fuera „como decían los romanos„ todos «sunt leones».