La decisión del PSOE de gobernar en minoría durante la actual legislatura, prescindiendo del que había sido su socio los últimos cuatro años -EU, hoy integrada en Guanyar- es sin duda una apuesta arriesgada, que sólo el tiempo dirá si ha sido acertada o no.
De entrada, queda claro que de esta forma los socialistas podrán trabajar con mayor independencia y sin el quebradero de cabeza que supone tener en el seno del ejecutivo a un socio que, en determinadas ocasiones, puede resultar incómodo.
Sin embargo, con esta decisión de asumir la gestión en solitario también quedan más expuestos, toda vez que ya no tendrán a nadie al que echarle las culpas si la acción de gobierno no resulta como espera la ciudadanía.