Con la llegada de aires distintos al consistorio alicantino, de manera progresiva han comenzado a producirse cambios en la forma de gestionar las diferentes áreas que conforman el gobierno de la ciudad. Centrándonos en el apartado cultural, es bien sabido que el Teatro Principal es el aglutinador de la mayoría de los eventos culturales que llegan a Alicante, con una amplia oferta, destacando el teatro y en menor medida, danza y ballet, puesto que el apartado musical ha pasado, casi en su totalidad, al ADDA, y digo casi en su totalidad porque lo poquísimo que se programa en Alicante de música lírica escenificada -lamentable, por cierto, esa baja frecuencia-, no puede ir al auditorio del paseo de Campoamor dada su nula infraestructura para ello y que no me cansaré de repetir. Hablamos, pues, del más importante recinto cultural de la undécima ciudad española más poblada, cuya titularidad es compartida por dos propiedades, aunque sabido es que una -el banco Sabadell- solo pone dinero y la otra -el Ayuntamiento- además de ello, gestiona. Y esa gestión, tras muchos años de una línea perfectamente definida, que ha situado al teatro en un lugar destacado del panorama nacional, cambia ahora de orientación y se anuncian nuevas formas -lógico, por otra parte- de gestionar la sala. Se me antoja tarea difícil, aunque no dudo, en absoluto, de las buenas intenciones de los nuevos programadores.

Siempre entendí que la programación del Teatro Principal era de alta calidad y lamenté la poca sensibilidad del público hacia una parte de la programación que se intentó introducir pero no tuvo respuesta, como el teatro en lengua valenciana. El funcionamiento del teatro, con la escasos fondos que se le aportan, ha sido ejemplar y eso es de justicia dejarlo dicho por alguien que, como yo, siempre ha hecho crítica -y seguiré haciendo si entiendo que así debe ser- de lo que he creído no seguía la línea de su buen funcionamiento, básicamente en todo aquello que a la cultura local se refiere.

Mejorar la calidad del teatro va a ser un cometido muy complicado para la nueva dirección -a la que, por supuesto, deseo lo mejor-, aunque no me cabe la menor duda de que lo intentarán y si ello es así saldrá ganando, lógicamente, la cultura del nostre Alacant.