En los últimos años la diversidad sexual, tan antigua como la misma humanidad, ha aflorado en los más variados ámbitos de la sociedad, fenómeno estimulado, impulsado hace diez años por la Ley del Matrimonio Igualitario (cuando fue votada, con la oposición del PP, en el Congreso de los Diputados, Zapatero, desde el estrado, y no estaba previsto, dijo: «Hoy, España es un país más decente»). Lo oculto, marginado, discriminado, emergió: militares, jueces, guardias civiles, sacerdotes católicos, intelectuales, artistas, concejales, alcaldes, dirigentes políticos (ministros todavía no...), manifestaron ser gays, pero en el influyente mundo del deporte, especialmente en el fútbol, que apasiona a multitudes, continuó un silencio absoluto.

En todo el planeta, pocos futbolistas se atrevieron a manifestar su homosexualidad. Justin Fashanu, «el gol del año en 1980 ante el Liverpool», se atrevió y lo pagó caro: en 1998 se ahorcó en Londres. Desde las gradas le gritaban «maricón, maricón»; además, Fashanu era negro, otro handicap en el mundo del fútbol que desata de vez en vez, en las gradas, manifestaciones racistas.

La campaña «Rayo Vallecano Siete Causas», es todo un ejemplo, internacionalmente hablando y los «grandes» clubes españoles deberían imitarlo. «El Rayo Vallecano con los héroes anónimos: contra el Sida, por la integración de personas con discapacidad, por la protección del medio ambiente, contra el maltrato infantil, contra la violencia de género, contra la discriminación por la orientación sexual y por los que nunca pierden la esperanza».

Por cada camiseta vendida, Rayo Vallecano destina 7 euros a los distintos colectivos sociales. El presidente del Rayo, Raúl Martín Presa ha manifestado «es el momento de hacer un Rayo nuevo. Vamos desde hoy al futuro y queremos estar al lado de la gente, de los problemas sociales». Conviene recordar cómo ayudaron en un desahucio haciendo una colecta: compromiso no les falta.

Otro tabú que se resquebraja. El pasado y ya tradicional Orgullo Gay madrileño tan multitudinario, se evidenció que la homofobia disminuye, aunque los delitos de odio se siguen sucediendo. «¿Por los que nunca pierden la esperanza?». Durante décadas el movimiento LGTBI contó con muchos héroes anónimos. Finalmente: se debe recordar a Pedro Zerolo. Todo movimiento necesita un referente. Para los negros norteamericanos fue Martin Luther King, y quien lo empujó a su lucha no violenta fue Rosa Parks, costurera de profesión. Sentada en el autobús en un asiento para negros el conductor le pidió que se lo cediera a un blanco. Se negó y comenzó un movimiento imparable.