Una edil del municipio sevillano de Castilleja de la Cuesta, que se ha mudado a vivir a Chicago, ha solicitado por los cauces reglamentarios al ayuntamiento que le pague cada mes el billete de avión para asistir a los plenos. ¡Ole, ole y ole!
Castilleja de la Cuesta está nada más dejar la Torre del Oro atrás, dirección Huelva a izquierda y derecha, porque la autopista lo divide en dos. Forma parte del Aljarafe (Al-Xaraf, es decir Jardín Alto) donde se ha unido a otros pueblos en los que, si van por allí, encontrarán sitios a puñados para tapear de categoría y más barato que junto a la Catedral. Castilleja luce sobre el Guadalquivir y le guardo un enorme cariño desde que mi padre me llevara de chavalín. A muchos les sonará porque de allí proceden las tortas de aceite Inés Rosales. Fue ella quien las puso en circulación en 1910, sacadas de un recetario familiar. Aunque la internacionalización del producto ha traído nuevas formas de consumo asociándolas con queso en EE.UU., las tortas están hechas con harina de trigo, azúcar, aceite de oliva virgen de calidad superior y especias aromáticas, que logran un sabor entre dulce y salado con un toque de anís. Y, como son tan finas, se beben.
Lo de Carmen López, la concejal, es más difícil de tragar. En cuanto se supo, la cogió Carlos Herrera por banda, intentó explicarlo y fue mucho peor. Esgrimió que es la segunda vez que ha de emigrar para comer, que pertenece a ese área que denominan «talento» porque tiene tres carreras, su marido dos y que, aunque a la niña la becaba de por vida la uni de Pensylvania, regresó «para que ningún talento tuviera que irse por culpa del enchufismo y la corrupción». Desde luego lo ha clavado. Tras escucharlo Ciudadanos, que no había dicho ni mu, le ha abierto expediente. Es que se ve que, desde Illinois, la mujer ha pensado ya está, os la voy a dar también con queso.
