El nuevo Consell de la Generalitat Valenciana, que aún no lleva ni 100 días en el Gobierno, se está encontrando con los viejos problemas que el PP ha generado en sus 20 años de desgobierno: el Banco de España ha publicado los datos de endeudamiento de las CC AA en el segundo trimestre de 2015.

La Comunidad Valenciana sigue en cabeza, en toda España, como la CC AA más endeudada, en términos relativos. Debemos 40.085 millones de euros, lo que supone un porcentaje del 39,6% en relación al PIB/habitante. La media en el resto del Estado es del 23,2%. Aquí casi el doble.

A final de 2014 la deuda valenciana era 37.376 millones de euros. En lo que llevamos de año ha subido 2.709 millones. A un ritmo diario de 15,05 millones de incremento de la deuda. La subida media diaria en 2014 fue de 13,5 millones. Era difícil superar ese ritmo diario, pero el Consell de Alberto Fabra lo ha conseguido. Cuesta imaginar cómo se puede endeudar alguien a esa velocidad. Y eso que venía a poner orden después de unos fenómenos como Camps y Zaplana. A todo hay quien gane.

Menos mal que las elecciones del 24-M le han enviado a la oposición. Aunque realmente donde ha ido a parar ha sido al Senado, ese sitio que nadie sabe para qué sirve. Ya ha dicho Rita Barberá que experiencias como las suyas no se pueden desperdiciar. En derrochadores no creo que tengan competencia. Son fenómenos a estudiar. Lástima que siempre se endeuden con dinero que no es suyo y que ellos no tienen que pagar.

El País Valenciá tiene un serio problema con su deuda y habrá que hacer una revisión de la misma. Ha llegado a un nivel que es impagable y, además, socialmente injusta. Hay que hacer una auditoría de la misma y exigir las quitas correspondientes y la colaboración de otras administraciones.

La revisión del sistema de financiación autonómico es una urgencia inaplazable. Al hilo de la reciente aprobación de la tramitación de la revisión del Estatut d'Autonomía valenciano, debe conseguirse una ampliación suficiente de competencias y recursos, que permitan a nuestra Comunidad acabar con la actual situación discriminatoria que padecemos. Aunque la aprobación de ésta en un Congreso de los Diputados con sólo 60 miembros presentes, de los 350 que lo componen, es una preocupante señal de la importancia que nos dan en Madrid a esta Comunidad.

El nuevo Consell, con PSOE y Compromís, debe intensificar su labor de gobierno, a sabiendas de las dificultades que supone coordinar más de una opinión distinta, pero la situación de urgencia en el País Valencià obliga a priorizar objetivos: los niveles de deterioro laboral y social son muy profundos y deben encabezar las preocupaciones. La sanidad, educación y bienestar social están bajo mínimos. El medio ambiente y las infraestructuras necesitan otro modelo de actuación. Hay mucho por hacer y con pocos recursos económicos. Es la hora de unirse realmente, en la labor de gobierno, las tres fuerzas que dieron su apoyo inicial al mismo. El que Podemos siga sólo casi de oyente y con apariciones esporádicas es difícil de entender. Luego se quejará Pablo Iglesias de que los ciudadanos no perciben la posibilidad de que pueden gobernar. Si donde pueden y deben hacerlo no lo hacen, es fácil pensar así. El nuevo modelo de gobernar para la ciudadanía se demuestra desde dentro y no desde fuera.