Hay una realidad incontestable, y es que el Ministerio de Defensa ha sometido al más absoluto de los abandonos a la Base de Aitana desde que hace ocho años quedara desocupada. A lo largo de todo este tiempo ni ha realizado ninguna inversión en mantenimiento, ni se ha dignado en poner vigilancia para evitar el expolio y la degradación. El resultado es el de unas instalaciones que han entrado en un alarmante proceso de ruina, y para cuya rehabilitación será necesaria una ingente cantidad de dinero.
Consumado el desastre y tras incumplir sus obligaciones en materia de mantenimiento, la única solución que plantea el Ministerio es escurrir el bulto con la venta de las instalaciones. Esperemos que al menos no pretenda sacar beneficio solicitando un precio inasumible, si además resulta que el único interesado es un pueblo de 200 habitantes como Alcoleja que sólo desea evitar el sonrojo colectivo de convertir un proyecto ilusionante en un impresentable montón de escombros.
