En torno al agua se sucede un problema cuya causa no es política, sino que se produce porque hay intereses territoriales enfrentados. Ahora bien, a nadie puede entrarle en la cabeza como determinados iluminados critican con dureza los postulados secesionistas del polémico Artur Mas y luego dicen este río es mío, no se toca y se enrocan en una postura irreverente en un tema tan básico e imprescindible para la vida. No es fácil decirlo, pero la solidaridad en este país se instala sólo cuando vende. Así las cosas, parece que los agricultores tendremos que morir de sed para que deseen solucionar nuestros problemas, en lugar de agravarlos.

Evidentemente, no le pedimos a la consellera de Agricultura que se posicione de la misma manera que el tremebundo socialista Emiliano García-Page, que arenga a las masas e impulsa manifestaciones a favor de acabar con una infraestructura que emplea de manera directa a 100.000 personas y que proporciona agua potable a 2,5 millones de personas de Alicante, Murcia y Almería. Verdaderamente, no queremos ningún conflicto, pero resulta lamentable que ante todo este tufo político, Elena Cebrián haya contribuido a desgastar aún más la obligada defensa de recibir el agua que tanto necesitamos y merecemos. Sin argumentación, ni base alguna, ha dicho que debemos recurrir a la depuración y desalación para ser autosuficientes y no depender del Trasvase Tajo-Segura. ¡Menuda machada!

La provincia de Alicante reutiliza 20 veces más agua que toda Castilla-La Mancha. En concreto, la Comunidad Valenciana y Murcia producen el 63% del agua regenerada del país, mientras que las autonomías de la cuenca del Tajo sólo aportan el 2%. Hemos instalado el riego por goteo allí donde plantamos. Como bien sabe, el ahorro, principalmente del líquido elemento, está en nuestro ADN. Nunca hemos tenido tanto como necesitamos y, por ello, no hemos dejado de invertir en esta materia, pero no es suficiente. Necesitamos los aportes de las cuencas excedentarias para mantener la agricultura mediterránea.

Si cumpliéramos la premisa de la consellera, tendríamos que abandonar más del 50% de la superficie cultivada. ¿Acaso sabe cuántos puestos de trabajo se perderían? No le pedimos que crea en los trasvases. Aquí vamos por modas, mientras 148 Estados en el mundo tienen cuencas internacionales dentro de su territorio. Ahora bien, urge centrarse en lo práctico, en lo útil, en lo que genera empleo y mueve la economía. Donde hay agua, hay beneficios repartidos para todos. Echando un vistazo a la distribución espacial de las precipitaciones en nuestro país, se comprende que el agua debe moverse. De ahí también que expertos de la Universidad en la materia estén a favor de su uso y consolidación.

Como ya es habitual, las buenas noticias no nos han llegado de la mano de los gobernantes este verano. Sólo las últimas lluvias parecen habernos dado un último respiro. Sin embargo, esta maravilla, tampoco ha sido suficiente por la pertinaz sequía. Nuestros embalses continúan bajo mínimos. El Segura embalsa 497 hm3 y ha perdido 4 hm3 en la última semana, mientras otros ríos como el Tajo cuentan con 5.191 hm3 o los 1.200 hm3 del Júcar.

Y es que, por muchas veces que la repitan, es imposible creer la mentira manchega de que no tienen agua suficiente. Durante 30 años han considerado que debían tener una reserva de 240 hm3 en Entrepeñas y Buendía, que fueron construidas para alimentar el Tajo-Segura. Ahora han establecido ese límite en 400 hm3. No pueden decirnos que están bajo mínimos cuando tienen un nivel de 398 hm3. Tampoco pueden utilizar como excusa la sequía para cuantificar las pérdidas que han tenido en las cosechas. No han invertido en regadío o en embalses para almacenar el agua. En general, riegan de la que cae del cielo y aun así, han conseguido mantener los niveles de 2014. Sí es cierto que se han perdido 8.000 ha de ajos y cebollas durante estos meses, pero no por falta de riego. Las virulentas tormentas han sido las responsables.

En torno al tema hídrico, ha habido y hay mucho ruido que desvirtúa la opinión pública y que nos aleja cada vez más de conseguir las soluciones que necesitamos para paliar nuestros problemas de escasez. Y cuanto más ruido, barullo y disputas se producen, menos alternativas nos dejan. Pedimos sensatez y a la consellera de Agricultura que permanezca leal hacia nuestra sedienta tierra, la necesitamos. ¿De quién es el agua? Es de todos. Como decía Ramón Martín Mateo, ilustre exrector de la Universidad de Alicante: «El agua es una, es pública».