A dos semanas de las elecciones catalanas del próximo día 27, empieza a configurarse un panorama relativamente claro sobre lo que podría suceder, en función de las encuestas publicadas durante los primeros días de septiembre. Gran parte de ellas (incluida la del CIS) apunta a una victoria ajustada en escaños del bloque independentista (Junts pel Sí y la CUP), pero no en porcentaje (al no alcanzar el 50% de votos).

Los sondeos también indican que existe una elevada proporción de indecisos (alrededor del 25%) y que buena parte de ellos está entre los antiguos votantes de Iniciativa per Catalunya (la izquierda federalista ecosocialista), que dudan ahora en votar a Catalunya Sí Que es Pot, candidatura encabezada por Lluís Rabell y que cuenta con el apoyo de Podemos.

Una situación que debe añadirse a la baja movilización del electorado no independentista (en contraste con el secesionista, que muestra un 90% de seguridad a la hora de acudir a las urnas, el día 27). Por tanto, la participación será determinante para saber si el bloque secesionista alcanzan la mayoría en escaños: si queda por debajo del 70% (apuntan varios politólogos), crecen sus posibilidades de triunfo.

No obstante, en caso de producirse dicho resultado la incertidumbre no habría terminado. Para empezar, a la hora de elegir al nuevo presidente (ya que la izquierda independentista de la CUP ha afirmado que no investirá a un Mas al que asocian con los recortes, pero sí podría hacerlo con otro candidato de Junts pel Sí). Así, la partida sigue muy abierta y tanto la campaña? como la aparición de posibles casos de corrupción acabarán condicionando lo que suceda el domingo 27 por la noche, tras el recuento.

CÓMO LO VEN. La Nación destacaba las disculpas de la principal candidata Demócrata a la presidencia de EE UU, Hillary Clinton, por el uso de su correo privado en cuestiones sensibles para la seguridad del país. La rectificación llega en un momento en que su ventaja en los sondeos (tanto frente a sus rivales internos como ante candidatos republicanos) se va reduciendo y con la confianza en ella, por parte de la opinión pública, en niveles históricamente bajos (con solo un 45% de aprobación).

Der Spiegel se preguntaba qué Alemania prevalecerá, ante la masiva llegada de centenares de miles de refugiados a aquel país, lo que puede cambiar para siempre su composición futura. ¿Será la de esa franja de población que gritó «traidora» a la canciller Merkel, por su voluntad de acoger ante los recién llegados o la de aquellos que aspiran a crear un país más cosmopolita y generoso, a partir de la integración de sus inmigrantes?

CÓMO NOS VEN. The Economist criticaba duramente a los principales sindicatos españoles, UGT y Comisiones Obreras, al entender que se habían centrado excesivamente en defender el «statu quo» y habían frenado, por tanto, la creación de empleo. El semanario creía que la desconfianza hacia dichas instituciones ha crecido durante la crisis, tras la reforma laboral aprobada hace tres años y los escándalos de corrupción que les salpicaron.

En una entrevista en Financial Times el presidente de la Generalitat, Artur Mas, desgranaba la hoja de ruta de su plan independentista, en el caso de una victoria de la candidatura Junts pel Sí, en las elecciones del próximo día 27. Su objetivo no es declarar la independencia de manera inmediata, sino iniciar un proceso que conduzca a un estado catalán independiente (con la creación de un banco central, una autoridad fiscal, seguridad social propia y servicios diplomáticos).

QUÉ SE CUECE. El Economista destacaba la adquisición del 73% de la popular revista National Geographic por el magnate de los medios Rupert Murdoch. Para llegar a dicho porcentaje, el conglomerado 21st Century Fox (de Murdoch) ha pagado 725 millones de dólares, con la intención de afianzar su expansión en el mercado digital. Se da la paradoja de que, al contrario de lo que defiende la publicación, Murdoch se ha posicionado en numerosas ocasiones contra la existencia del cambio climático.

Marketing Directo resaltaba la nueva política de la red social YouTube con los anunciantes, al comprometerse a ofrecerles más y mejores instrumentos de visualización de estadísticas. Al parecer, determinados anunciantes se habrían quejado de que las herramientas de analítica ofrecidas hasta ahora no incluían información exhaustiva sobre el comportamiento del público objetivo, al otro lado de la campaña.