Nos acostamos pidiendo austeridad en el Ayuntamiento de Torrevieja y nos levantamos poniéndonos un sueldo de 75.000 euros anuales más otras cantidades por asistencia a órganos de gestión de la Diputación, sin llegar a sofocarnos o a tener el más mínimo remordimiento porque la cosa no va con Eduardo Dolón, al igual que cuando cobraba 4.900 euros al mes como alcalde de Torrevieja, que por 14 pagas suponen 68.600 euros y que en total le costaba a los contribuyentes 91.238 euros al año, más las asignaciones de Agamed y demás propinas. Así es el flamante vicepresidente de la Diputación Provincial, a quien su partido le ha premiado con un sueldazo de lujo su sonado fracaso en las elecciones municipales de Torrevieja, en las que sacó el peor resultado del PP de los últimos 24 años, poniendo en evidencia su bajo perfil y su escaso tirón, puesto de manifiesto cuando le ha faltado el amparo de su padrino político y mentor, actualmente en la cárcel por la comisión de graves delitos de corrupción.

Y así hemos podido comprobar cómo entiende el heredero de Hernández Mateo eso de la ética a la hora de fijar los sueldos de la Corporación municipal. Cuando él gobernaba, ponerse 4.900 euros al mes y costarle a los contribuyentes de Torrevieja 91.238 euros al año era lo más justo y razonable del mundo, precisamente tratándose de un personaje cuya vida laboral se ciñe casi exclusivamente a su paso por la política. Ahora que el nuevo alcalde no va a cobrar dedicación exclusiva, limitándose solamente a percibir las asignaciones por asistencia a los órganos colegiados, ahorrándole al Ayuntamiento más de 70.000 euros al año, a Eduardo Dolón le parece todo un exceso y lo denuncia como si se tratara de un vulgar atraco como los que muchos miembros de su partido, el Partido Popular, ha venido haciendo a lo largo y ancho de España sin el más mínimo escrúpulo ni rubor.

Para tratar de dar credibilidad a su mentiroso discurso, Eduardo Dolón utiliza la estrategia de la falsedad y de la confusión, teniendo la indecente desvergüenza de afirmar que lo que él gana es lo que cobra en líquido, mientras que cuando se refiere al actual alcalde, afirma tajantemente que lo que cobra es el bruto. Una estrategia demasiado burda, que además de indecente, insulta a los ciudadanos, por mentirles y tratarlos de ignorantes.

Resulta curioso que Eduardo Dolón no haya hecho público el sueldazo de 75.000 euros que va a cobrar de la Diputación y el gasto total que va a suponer para los ciudadanos su cargo de vicepresidente, además del coste del chófer y del coche oficial que diariamente lo va a trasladar a la Diputación (dos viajes de ida y vuelta por día).

Así es la política para los que viven de ella tan ventajosamente. Todo un lujo que no tiene nada que ver con lo mal que lo están pasando tantas familias de Torrevieja y España, a las que paradójicamente achuchan desde su despacho en la cuarta planta contra el nuevo gobierno municipal. ¿Por qué no aprovechan y les cuentan que se están haciendo ricos con la política?, ¿por qué no les cuentan adónde han ido a parar los millones de euros que se han perdido durante los 27 años de mandatos municipales del PP en Torrevieja?

Como sé que no se lo va a contar, espero que al menos tenga la vergüenza torera de decirle a los torrevejenses lo que va a ganar como vicepresidente de la Diputación y lo que nos va a costar a los contribuyentes el cargo que como premio de consolación le ha dado su partido para resarcirle de su estrepitoso fracaso electoral en las elecciones municipales del pasado 24 de mayo.