Son poco más de quinientos metros, pero en ellos se concentran todas las chapuzas y despropósitos habidos y por haber. Quinientos metros que dan a un colegio, el Liceo Francés, y a una zona comercial, que comunican el polígono de Las Lanzas (con su colegio y su zona de servicios, también) y la playa de Muchavista, con la carretera en dirección a Alicante. Estamos hablando de la avenida de Fabraquer, a la altura de la calle Oviedo, hacia el camino de Marco, en El Campello.

Hace más de cinco años que abrieron este tramo de calzada de forma provisional y así sigue. Para circular por él, las personas que utilizamos silla de ruedas nos encontramos con una auténtico triatlón: rampas de cemento mal acondicionadas, una «acera» de hormigón con una anchura menor de un metro, sin baldosas, llenas de agujeros y desniveles, con un peligroso terraplén de dos metros de caída. Enfrente, ni siquiera hay «acera».

Todas las mañanas vemos a niños y padres sorteando estas dificultades de movilidad y el peligro de los coches, sin olvidar la cantidad de ciclistas y menores que van al colegio en bicicleta cada día con auténtico peligro. Por no hablar de que muchas de estas supuestas rampas para las sillas de ruedas tienen un desnivel de más de tres centímetros. Cuando haya un accidente (y ojalá no ocurra), los responsables de mantener esta barbaridad no podrán poner cara de sorpresa y decir que no estaban avisados, que no sabían nada.

El entorno de este vial, al que llaman «avenida», está a la altura del despropósito. La calle Oviedo tiene un solo carril porque no la construyeron entera. En la esquina de esta media calle con el vial de Fabraquer, existe una curva cerrada (que sortea una caseta de peones camineros en ruina), mal peraltada y sin visibilidad para los coches.

Hace dieciocho años, cuando vinimos a vivir a Muchavista, nos aseguraron que tenían proyectada una salida directa que comunicaría con la A7. Palabras que se lleva el viento. Seguimos utilizando el Camino de Marco, donde no caben dos coches que circulen en dirección contraria y que se colapsa diariamente. Aquí tampoco hay sitio para los peatones y para los numerosos ciclistas que transitan por él. Y así, podríamos seguir esta lista de agravios y dar más detalles, etcétera, etcétera.

Señoras y señores del nuevo consistorio de El Campello: vengan a ver esta zona, pero háganlo utilizando una silla de ruedas, una bicicleta o andando. La vida se ve de otra manera cuando se baja del coche y se aplican unas sencillas normas para que la vida sea más fácil para todos. No es tan caro hacerlo, son apenas quinientos metros (500) de un acceso fundamental. Todo el vecindario de la playa de Muchavista pagamos nuestros impuestos, elevados como si se tratara de una zona de lujo. Sin embargo, estamos totalmente olvidados por el Ayuntamiento de El Campello. Especialmente, en la cuestión de la movilidad. Vengan, vean y arreglen este despropósito que dura ya casi dos décadas. Tienen cuatro años de legislatura para hacerlo. Las personas con discapacidad se lo agradeceremos.