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Rogelio Fenoll

Parálisis

Para qué tanta prisa en defenestrar al anterior equipo del principal centro cultural de la provincia si transcurridos dos meses desde que Ciudadanos y PP se pusieran de acuerdo para dar la presidencia de la Diputación a los conservadores, casi dos meses desde que César Sánchez aceptara ceder a los de Rivera el control de los proyectos culturales y un mes desde que el Gil-Albert luzca nuevo director, digo, el instituto cultural carece a día de hoy de organigrama y su proyecto sigue siendo un misterio? ¿Realmente había necesidad de renovar el Gil-Albert?¿No podía haber continuado el IAC su programación con naturalidad hasta tener claro a quién colocar en cada puesto? Ignoro las prioridades del presidente y de su diputado César Augusto Asencio, pero no parece que la dinamización de la cultura esté entre las primeras. Un instituto de estas características necesita, además de presupuesto, que lo tiene, de personas que deben labrarse la confianza de la gente de la cultura y las artes, y eso no se consigue en un día. Programar es una tarea que requiere tiempo y perseverancia y cada día que pasa con esta parálisis es como un peldaño restado a lo que había logrado el Gil-Albert en estos últimos cuatro años. Señores diputados y dirigentes tras las bambalinas, además de a sus partidos y a sus amigos, ustedes se deben a los ciudadanos, esos que han llenado el ADDA o la Casa Bardín para escuchar a novelistas, cineastas o pintores y que me temo que tardarán un tiempo en volver a verlos por aquí.

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