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Francisco Esquivel

Planes de acogida

El calendario que se avecina no deja de ser guapo, pero los últimos movimientos en los frentes abiertos hacen ser optimista. Según los entendidos, una razón clave por la que los sabelotodo de Moncloa se inclinarían por que la fecha de las generales finalmente caiga en el 20-D sería que es la típica jornada que los jóvenes desplazados la dedican a chuparse los kilómetros correspondientes al vuelve a casa por Navidad y, de esa forma, muchos llegarían ansiosos a la acogida sin tiempo para hacerle cariñitos en la urna a los mendas que los tienen quién sabe cómo y dónde. E igualmente es cierto que el Gobierno logra un dos por uno ya que, a continuación, ganaríamos tiempo al poder simultanear las listas de las loterías para ver qué es lo que nos ha tocado, con el acicate de que en una de las dos tenemos premio seguro.

La imagen de Rajoy escoltado por Albiol mientras habla de generosidad con los refugiados también es potente. Según los últimos sondeos, parece que la irrupción del exalcalde de Badalona está haciendo subir como la espuma al pepé en las catalanas. Para que no solo este personaje de más de dos metros les dé la bienvenida, el titular de Exteriores ha dejado claro que será la conocida estatura de Montoro la que diseñe el peregrinaje de los desplazados hacia este territorio, sin especificar aún si Celia Villalobos sería la encargada de explicarles con claridad el mapa al que se incorporan.

Ya digo que al final todo parece que se va encauzando puesto que me llega que es posible que Artur Mas estire menos la cuerda y proponga a última hora de mediador a fin de que no llegue la sangre al río a Piqué. Pero no al exministro, sino al central. Y si la cosa persistiera tensa, igual se firmaría un armisticio para darse un plazo antes de efectuar inscripción alguna. De enviar los papeles in extremis se encargaría lógicamente Florentino.

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