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Pero qué buena es la revista oficial de la Academia del Cine Español. Lo digo porque acabo de disfrutar de la primera a la última página de su último número, que acudió a la cita con sus fieles con la misma puntualidad de siempre, el 1 de septiembre. Y lo digo con todo el cariño, porque me gustaría hablar en los mismos términos de la revista de la Academia de la TV. Pero no puedo hacerlo. Porque mientras la revista de la Academia de Cine (la de la calle Zurbano) aparece los días 1 de cada dos meses, con un formato consolidado, exhaustivo, en el que prima la promoción de lo que está por venir (y en este sentido es brillante el último número, una invitación a sumergirse en la cantidad y calidad de buen cine español que va a acoger San Sebastián, así como en un exhaustivo avance de los rodajes que han tenido lugar este verano), en el caso de la revista de la otra Academia, la que se gesta en la Ciudad de la Imagen de Pozuelo de Alarcón, su salida siempre es un tanto imprevisible. Llega cuando llega. Casi siempre con retraso.

En estos momentos, por fin, cohabitan tres Academias que nos incumben: la del Cine, la de la TV y la de las Artes Escénicas. Cada una de ellas cuenta con una publicación como una de sus principales señas de identidad. La Academia de Cine la inició con periodicidad mensual, a modo de revista con grapa. Al cabo de un tiempo mejoró ostensiblemente el formato, con lomo y a todo color. Pero la crisis obligó a que fuese bimensual. Y ahí está, puntualísima, cada dos meses. La de Artes Escénicas sólo ha lanzado un número inicial. La de Televisión sigue siendo trimestral. Pero no sabemos qué día podremos leer el número siguiente.

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