Se trata de esa pertinaz contumacia que se vienen gastando ciertos grupos, ahora en el poder por extrañas combinaciones, empeñados en cargarse la tauromaquia. No tan sólo con ideas y argumentos más o menos rigurosos, sino en demasiados casos con vil empleo de la violencia física, lo que invalida la calidad intelectual y moral de sus respetables intenciones. Ellos que tanto presumen de gratuitas superioridades morales, qué risa. Pretenden olvidar que la Fiesta goza de acogida en el Ministerio de Cultura y de que el Parlamento la considera como un Bien Cultural. O sea, totalmente legal y, por tanto, no objeto de prohibiciones ni tenaces persecuciones. Las transferencias a las distintas Comunidades obligan a los poderes receptores a su protección, promoción y asistencia. En absoluto a su persecución y anulación. Lo que, por ser contrario a ley, constituye delito y, consecuentemente, delinque quien incumple acuerdo parlamentario. «Dura lex, sed lex». Como toda esa sarta de ataques a símbolos e instituciones del Estado, de España, esa realidad histórica que con tanto afán tratan de suprimir y les saca de quicio escucharla o leerla. Devotos de «telones de acero» y «gulags». ¿Antitaurinos? Respetados sean. Sin tenaz intolerancia...
A pesar de todas las amenazas, el toreo, con sus carencias y reivindicaciones, tan precisas para el mejor devenir de la Fiesta, aportó ocasiones para el deleite y la emoción en ese agosto pletórico de festejos feriales. Aun contando con la cerrazón de algún alcalde empeñado en su tenaz antitaurinismo prohibitivo, contrario a ley. La recuperación de San Sebastián tras la negrura de un capricho de Bildu, que, tan «coherente» en su ideología, así prohibe como elogia en Azpeitia y preside en Pamplona. Las cumbres de agosto, de norte a sur, como es rica tradición, a ver quién a suprime tal realidad, se vivieron, ante todo con la cumbre de Diego Urdiales, puro aplomado sosiego en su espléndido toreo, remembranza de Antonio Bienvenida con toques de Pepe Luis Vázquez, dada la ejemplar naturalidad. Sin duda, pase lo que pase, que es mucho lo que puede pasar todavía, así sea, la faena del año. Sin olvidar a «El Juli», en discusión una segunda oreja no concedida , así como el cumplidor paso de Manzanares, Ponce, El Cid , Juan del Álamo y Paco Ureña, así como Padilla, Rafaelillo y Escribano, desacertados con el estoque, y un Roca Rey, cumbre novilleril, ya apto para el doctorado. Sin la tenaz intolerancia...
Siempre se habló del toro de Bilbao, el de gran trapío. De todo hubo en el ceniciento ruedo. Casta de buen manejo, dos toros de vuelta al ruedo, El Puerto y Jandilla, gran corrida, así como Alcurrucén y Victorino, pudo resultar completísima de no prodigarse algunos «matachines». Eso sí, escasos de poder, de los que encogen flácidamente el rabo. Sin tenaz intolerancia. Alicante. Septiembre.
