El pasado fin de semana, cuando los ecos de esas conversaciones sobre el uso y el abuso del Viagra entre un constructor y un banquero hacían arder las redes sociales, no pude dejar de pensar en Rafael Chirbes. Aunque, como suele ocurrir, la realidad supera a la ficción. Cualquier parecido entre la galanura y las formas que exudaban, a su manera, los protagonistas de Crematorio, o al menos del Crematorio que puso en escena Jorge Sánchez Cabezudo, es pura coincidencia con el calado ético y estético de los personajes reales. Hay que tener mucha clase, a fin de cuentas, para ser un malo de la altura del Rubén Bertomeu que defendió Pepe Sancho. Aun en su vileza, el retrato que componían Montserrat Carulla, Alicia Borrachero o Pau Durá, grandes entre los grandes, siempre estará a años luz del de nuestros personajes de carne y hueso. La serie de Canal + fue premiada hace 4 años en el FesTVal de Vitoria. Las conversaciones telefónicas exhibidas en el nuevo programa que presenta Silvia Intxaurrondo sólo inspiraban patetismo.
A todo esto, coincidió la etapa de la Vuelta Ciclista a España con origen en Torrevieja y destino Cumbre del Sol, y yo continué oliendo puro Chirbes del primer al último de los kilómetros. Las tomas cenitales no dejaban lugar a dudas. Nuestra costa ha sido expoliada hasta extremos inimaginables. El helicóptero mostraba planos que eran un poema. Montañas exterminadas por las urbanizaciones. Una muestra de hasta dónde puede llegar la voracidad sin límites.
Aunque todo es según el color del cristal con que se mire. Carlos de Andrés y Pedro Delgado se deshacían en elogios ante la «belleza» del lugar y cantaban elogios al clima. Como tantísima gente. Como tantísimas instituciones. Otros pensamos que las ochenta noches tropicales ininterrumpidas que hemos sufrido hasta ayer no son más que una tortura, sin que por eso amemos menos al terruño que nos vio nacer.
Leo que la Universidad de Alicante ha perdido con la crisis el doble de alumnos que las universidades del resto del país, incapaces de pagar las tasas. En una tierra donde todo hay tanto de apariencia y provisionalidad, donde todo es tan transitorio, a poco que venga un vendaval, arrasa. Esto también es puro Chirbes.
