La patria del nacionalismo, su verdadero origen es el capital. Si repasamos la historia de España podemos estudiarlo como una construcción teórica de la burguesía, catalana o vasca en el caso de nuestro país. Los obreros de finales del siglo XIX no tenían tiempo para recrearse en literatura romántica, en héroes medievales o en banderas y senyeras. Por eso al nacionalismo se construye de manera contraria a otras ideologías, como el socialismo, que es internacionalista, desde que Marx y Engels constituyeron la I en Londres. Sorprende sin embargo observar la transformación de algunos de historiadores muy admirados como Josep Fontana, que como ha señalada Santos Juliá, pasan de enseñar que la lucha de clases era el motor de la historia, a entender ahora que el sentido de la historia lo marca la identidad colectiva.

La interpretación de la lucha de clase hará más entendible el hecho actual de que algunos nacionalistas confunden con tanta facilidad su patrimonio, con su patria, lo ha señalado muy bien el líder socialista Pedro Sánchez por cierto, incluso si este tiene que estar lejos de su territorio, como le ha pasado a Pujol con Suiza y a otros nacionalistas o independentistas catalanes que irán saliendo.

Hace casi diez años que Pascual Maragall denunció en el Parlament, ante la indignación y la ofensa de Mas, que el problema de CIU se llamaba 3%. Poco o muy poco se ha explicado desde entonces desde este partido ni desde la clase dirigente catalana. En la semana en la que la Guardia Civil registraba la sede de Unió, el panorama político catalán parecía agitarse y la actual clase gobernante catalana parecía revolverse en un grito contra una especie de persecución por parte del resto de España, antes decían al pueblo de aquello de «España nos roba», mientras las investigaciones policiales dan camino a señalar que los que robaban eran algunos de ellos.

Así, la lista del Junts pel Sí, que se creó también con el deseo de mostrar un Junts pel No, a España, se ha tambaleado. ¿Qué dicen ahora los socios de la lista unitaria de Mas? Junqueras se enreda diciendo que los que investigan tienen mucho que investigar también en el resto de España y los políticos que hablan tienen mucho que callar por casos de supuesta corrupción similares. Cómo si la Guardia Civil actuara de forma arbitraria, como si la justicia no fuese independiente, como de si una conspiración judeomasónica en suma, volvemos al inicio se tratara. De esta manera, la Lista del Junts pel Sí, lleva camino de convertirse en la lista del Junts pel 3%.

Ante una situación tan disparatada que podría llevar a los catalanes al abismo o a un callejón sin salida el 27 S. Del Gobierno y su vicepresidenta sólo escuchamos el mantra de que el ejecutivo está para cumplir y hacer cumplir las leyes. Ha tenido que salir Felipe González en una tribuna en El País (en algo se diferencian los políticos de los estadistas) para explicar y tratar de imponer cordura, proponer que estamos mucho mejor juntos que enfrentados, evitar la «desconexión» que propone Mas de Cataluña con Europa y con Iberoamérica, y advertir sobre la aventura de dirigirse hacía un vía muerta: «El señor Mas engaña a los independentistas y a los que han creído que el derecho a decidir sobre el espacio público que compartimos como Estado nación se puede fraccionar arbitraria e ilegalmente, o que ese es el camino para negociar con más fuerza». Léase el texto, digiérase y actúen en consecuencia.