Parodi, el presidente impostado, dixit: «Estamos al día con Hacienda, Seguridad Social, Suma y Afe». Parece que en estos tiempos lo obvio, lo normal, se ha tornado en excepcional. Lo malo, Parodi, es que con quién no estáis al día es con la afición, con la ciudad. Ya no importan tanto las instituciones u organismos, que la tienen, hoy en día lo que más importa es el engaño y el fraude que lleváis cometiendo durante largos años al aficionado de a pie, ese que temporada a temporada vuelve a confiar en su Hércules, no en vosotros o en los que os precedieron, siempre puestos por Ortiz como si fueran marionetas de un guiñol que el maneja desde sus despachos en Alicante Avanza y que con su torpeza al mover los hilos, ocasiona despropósito tras despropósito, desbarajuste tras desbarajuste. Le debe tanto Ortiz al Hércules y a su afición, que aunque trabajara cien años de balde para la institución no saldaría su deuda, que ha pasado de material a moral. Entre su Fundación y Aligestión ha conseguido enmarañar de tal forma cuentas, propiedades y propietarios, que al final da la sensación de que el Hércules no es de nadie, que está en esa nube de la redes sociales esperando que alguien lo descargue en su equipo para llevárselo. Pero por el momento sigue siendo Ortiz el que maneja los hilos y de él depende la marcha del equipo y la institución. Con él al frente el Hércules debe responder por cuarenta millones de euros, ese ha sido su legado. Ojalá ese sea su final y deje que el Hércules avance hacia un futuro mejor, que para mejorar el paso del máximo accionista tampoco hace falta esfuerzo alguno, con que se hagan las cosas bien, con decencia y por el Hércules, bastará.

Salvemos al Hércules, dicen en una asociación un puñado de exjugadores herculanos, cuyas cabezas visibles son Tote, Rastrojo o Falagán, y sin decirlo, lo señalan, salvemos al Hércules de las manos de Ortiz. En eso estamos muchos, tantos que ya no sé cómo no le da vergüenza al constructor pasear por las calles de la ciudad. En mi colaboración en el blog con INFORMACIÓN, Un gol al arco iris, lo vengo diciendo durante la última temporada como despedida: una semana menos para que Ortiz se vaya del Hércules. En esa estamos. Quién vendrá, es una incógnita. Pero de lo que no hay duda es que la institución tiene tras de sí una historia, una ciudad, y una masa social suficiente para atraer a inversores serios que quieran construir un equipo con aspiraciones que represente a una de las ciudades más importante de España, y una provincia con un gran potencial económico y social.

Siguiendo en su línea de sumisión, el impostado presidente les lanza una puya a los creadores de la plataforma «Salvemos al Hércules», diciendo que nunca han ido a presentar propuesta alguna a las oficinas o persona alguna del club, sólo lo hacen y a menudo para pedir invitaciones para ver los partidos. Cómo si ver al Hércules hoy en día en la segunda B fuera un privilegio de unos cuantos, cuando el estadio Rico Pérez presenta vacío tras vacío en sus gradas y la afición ya ni responde a la venta de abonos. Al menos el aficionado que vaya al campo verá en las gradas a jugadores que dieron mucho al Hércules, bastante más que Ortiz y todo su séquito que ha ido conformando consejo tras consejo.

Salvemos al Hércules entre todos, cada uno desde la parcela que le sea más factible, desde las instituciones públicas como el Ayuntamiento, desde las plataformas de aficionados y ex jugadores, desde la presión a otros organismos públicos para que al tiempo que le den la espalda a Ortiz, le den la mano de la salvación al Hércules. Pongamos entre todos los mimbres necesarios para atraer a inversores hacia un proyecto ilusionante que levante de una vez por todas al Hércules de la postración a la que le ha llevado la pésima gestión de Ortiz. Con él hemos conocido el retroceso, sin él se abren puertas a la esperanza.