Ya conocemos la identidad de los ocho primeros entrevistados en el nuevo programa presentado por Bertín Osborne, En tu casa o en la mía. Y la verdad es que se nos abren las carnes. Carmen Martínez-Bordiu, Lolita, la hija de Lolita, Jesulín, Mariló Montero, Pablo Motos, Adolfo Suárez Illana y Pablo Alborán. A quienes estimen que la cosa no es tan grave habrá que aclararles que se trata del único formato de entrevistas personales que puede encontrarse a lo largo y ancho de la programación de toda la televisión pública. La entrevista, la conversación, la palabra compartida, debería ser uno de los ejes troncales del menú televisivo. Un formato bueno, bonito y barato, ajeno a las modas, por el que debería pasar cualquier personaje público con algo que contar. En base a sus méritos.
En un reduccionismo tan absurdo como provocador, el «circuito» de los posibles entrevistables se ha reducido a la mínima expresión, a no más de un par de docenas de invitados que lo mismo sirven para un roto que para un descosido, omnipresentes en cualquier circunstancia y cualquier ocasión. ¿Qué apostamos a que de ampliar este número de los 8 a los 12 los siguientes en aparecer en el listado serían Ana Obregón, Ramón García, Norma Duval, o el compañero de fatigas de Bertín Osborne en los escenarios, Paco Arévalo... No es que tengamos nada en contra de estas figuras. Sólo que circunscribir el universo de las estrellas catódicas a esa geografía tan particular supone estar perdiéndose, estar perdiéndonos, numerosos mundos que cohabitan también en éste. Por desgracia, La 2 tampoco anda generosa a la hora de complementar estos desmanes. Pienso luego existo ya es prehistoria. Las entrevistas de Página 2 duran ¡7 minutos divididos en dos partes! Quienes presentan el cine español deben hacerlo en 4 minutos. La palabra no banal está muerta en televisión.
