Estamos terminando el tiempo de las vacaciones veraniegas. Considero conveniente repasar el sentido que hemos dado a estas vacaciones. El obispo de Orihuela-Alicante y varios obispos más de zonas veraniegas han dedicado unas reflexiones para vivir el significado de estas vacaciones. Todos coinciden en afirmar que las vacaciones no deben ser «tiempo perdido». El obispo de Orihuela-Alicante», Jesús Murgui Soriano, afirma que las vacaciones son un «tiempo idóneo para abrirse a los demás y no cerrarse a uno mismo». «Necesitamos dinámicas que estimulen la creatividad, una actividad que abra la mente y haga a la gente más protagonista que espectadora, necesitamos un ocio espiritual». El arzobispo de Sevilla, José Asenjo Pelegrina, resalta que las vacaciones nos ofrecen la oportunidad de crecer, de formarnos, de reconstruirnos por dentro, de recuperar la serenidad y la paz, que nos roban las prisas acuciantes de la vida ordinaria. El arzobispo de Tarragona, Jaume Pujol Bacells, propone que los días de vacaciones los utilicemos para fortalecer los lazos familiares y la relación con Dios. El obispo de Sant Feliu de Llobregat, Agustí Cortés Soriano, destaca el aspecto social que deben tener las vacaciones. Dice que no debe faltar el recuerdo de los más necesitados, de quienes no pueden disfrutar de vacaciones por falta de recursos, de quienes están en paro o están sufriendo las estrecheces propias de la crisis económica. Como vemos, los obispos españoles dan un sentido completo y perfecto a las vacaciones, especialmente veraniegas. Podemos reflexionar sobre cómo hemos vivido nuestras vacaciones, y si hemos cumplido estas recomendaciones tan oportunas y útiles.