Si hay un elemento determinante para la salida de la crisis económica es que en el sector de la empresa exista una seguridad jurídica y una seguridad mercantil en el cumplimiento de los contratos, en el respeto a la normativa vigente y la seguridad de que los contratos que se firman tienen visos de que, en efecto, van a ser cumplidos bajo la imposición de la sanción que corresponda ante un posible incumplimiento; incumplimiento que puede venir tanto de parte de la Administración Pública como desde los particulares. Porque la salida de la crisis económica se basa, también, en que las empresas tengan confianza en que el sistema jurídico-mercantil se cumple y que si el empresario invierte y crea empleo ello debe serlo bajo la garantía de que el orden jurídico establecido se va a respetar, y que dentro del marco legal a quien apuesta y se arriesga por invertir y crear empleo se le va a apoyar en lugar de perseguir. Sin embargo, da la sensación en ocasiones que ocurre todo lo contrario y que a quien apuesta por arriesgar su dinero y por crear empleo no se le conceden las facilidades necesarias para el mantenimiento de los puestos de trabajo.

Bajo esta perspectiva se ha creado una sensación de que esto no es precisamente así y que a quien invierte dinero no se le debe ayudar, precisamente, sino que por naturaleza la crisis se arreglará sola sin que esta participación de la empresa sea elemento determinante para el fortalecimiento y recuperación de la economía. Incluso se ha llegado a trasladar una mala imagen del sector empresarial bajo una especie de creencia de que todo se hacía y se ha hecho siempre vulnerando normativas y para enriquecimiento desmedido personal con olvido de los derechos de los trabajadores, cuando en realidad ocurre como en todos los sectores donde es cierto que unos pocos pueden haber vulnerado la normativa, pero no por ello debe extenderse la creencia de que quien crea empleo y riqueza es a quien hay que trasladar la presunción de mala fe y de vigilancia fiscalizadora de que puede infringir la norma constantemente a la mínima ocasión que exista.

Pues bien, bajo esa creencia y concepto es por lo que han pasado muchos años en los que quien podía invertir en crear empleo no lo ha hecho. Porque no se ha sentido protegido, sino que, todo lo contrario, se ha sentido perseguido. Y no se trata ya de que se le ayude con medidas economicistas que potencien la inversión, que tampoco está de más y es absolutamente necesario, sino que quien invierte en la creación de empleo lo hace obviamente para tener ingresos, y que esa inversión le sea compensada con beneficios económicos, ya que no olvidemos que quien invierte su dinero no es una ONG, no es la Administración Pública que, sin embargo, sí que tiene la obligación de crear empleo y riqueza, sino que lo que se reclama por el sector empresarial es que se adopten medidas legales que le permitan desarrollar su trabajo y que no se le pongan trabas para hacer realidad sus ideas respecto al negocio en concreto que pretende implantar y para el que ha realizado una fuerte inversión en material de mobiliario, en inmuebles y en contratar personal. Porque la idea empresarial mueve el dinero en distintas direcciones, ya que compra material para abrir su negocio, arrienda o compra inmuebles para poder desarrollarlo y contrata personal tras un proceso de selección para elegir a aquellos que se adaptan a las exigencias del negocio que se pretende abrir. Pero esto, en muchas ocasiones, parece ser olvidado por el ciudadano, por quien no arriesga su dinero, e incluso, y lo que es más grave, por la propia Administración. Y ante estas perspectivas para abrir un negocio, o crear una empresa, no deja de ser una auténtica aventura realizar una inversión económica. Cierto es que la normativa legal ha ido aprobando normas como la ley de emprendedores, u otras laborales para potenciar y favorecer la creación y apertura de negocios, pero en España se tarda una media de 47 días en completar los trámites para abrirlo, y comparándolo con el resto de los países de la OCDE en España se tarda mucho más del doble que la media según la web internacional de apertura de negocios www.doingbusiness.com. Cierto es que muchas administraciones se han adherido a la ventanilla Única Empresarial (www.vue.es), que centraliza todos los trámites independientemente del organismo al que correspondan, pero lo cierto y verdad es que después de estos primeros pasos las dificultades son máximas y en muchos casos desesperan hasta al más paciente. Por todo ello, no olvidemos que si queremos crear empleo, salir de una vez de la crisis, hay que dar confianza al emprendedor, al que quiere arriesgar su dinero y al que tiene ideas. Y esa confianza se demuestra con hechos y apoyo, no con rechazo, desconfianza y trabas administrativas. Porque el enemigo es la crisis y el miedo a invertir que ha invadido nuestro país en los últimos años. Ello, si no queremos desandar lo que tanto nos ha costado andar.