En un tema delicado como es la sanidad en las fechas que corren en cuanto a la demagogia electoralista, quisiera comenzar mi exposición con la definición de sanidad, conjunto de servicios de personal y de instalaciones dedicadas a mantener y cuidar la salud pública.

Con lo citado debo comenzar con la idea que me guía a referirme, al concepto de sanidad por cuanto existe una división entre lo que son las instalaciones y lo que es el servicio del personal profesional.

Que la sanidad española y sus servicios pueden ser objeto de acciones de mejoras, es algo indiscutible, como igualmente es indiscutible de que nuestra sanidad es una de las mejores en comparación con las mejores clasificadas, y no me atrevo a establecer comparaciones por cuanto éstas deben de ser totalmente objetivas, y no es este el caso.

Se me queda un sentimiento agrio interiormente cuando en los medios de comunicación, y basadas más en declaraciones demagógicas, se exponen opiniones en las cuales no hay una división entre lo que es el servicio sanitario, y el servicio que el ciudadano recibe de los profesionales de la medicina. No es lógico el equiparar estos dos términos, y quienes así lo hacen por cuanto actualmente en las campañas electorales tiene la idea preconcebida de que todo vale, están haciendo un verdadero daño profesional a quienes no son directamente responsables de las situaciones que pudieran derivarse de las actitudes y decisiones políticas.

Efectivamente el ciudadano está totalmente identificado para exigir sus derechos en cuanto a la atención sanitaria, no se pueden admitir decisiones económicas en cuanto a los servicios farmacéuticos, cuando diariamente nos impregnan de acciones realizadas por aquellos que tienen el deber de la honradez y del ejemplo distrayendo cantidades económicas a su favor, y que por si confiábamos poco en la resolución de estos casos, vemos como son absueltos totalmente sin responsabilidad ni civil ni penal, ni tan siquiera con resarcir lo que económicamente se distrajo, sólo nos resta seguir confiando en la justicia. Ahí es donde deben tomar decisiones la clase política dirigente, pero hasta la fecha nos demuestran que la generalidad en el respeto al pueblo no es parte sino un todo en la voluntad y el deber de llevarlo a efecto, que paso a paso vemos que no cumplen quienes tienen el deber y la obligación moral de cumplirlo. El tiempo esclarecerá los intereses y las responsabilidades.

Que debemos hacer constar nuestra disconformidad con algunas decisiones, es totalmente lógico, en eso consiste la democracia, que nuestra disconformidad puede estar equivocada, puede ser, pero que nos lo expliquen y demuestren.

Se defiende la sanidad pública gestión privada, circunstancia que no se está muy de acuerdo, ¿es que no existen datos que nos demuestren el recorrido de estas organizaciones?, la oferta pública en sanidad parece ser que está congelada, verdaderamente se precisa personal sanitario, la oposición lo publica pero no queremos que sólo se publique el ciudadano precisa que se llegue hasta el fondo. No se pueden negar medicamentos basado en decisiones de gasto económico, ello es vergonzoso, y el ciudadano equipara estas cantidades con aquellas que han ido a parar a bolsillos ajenos, y me podría extender en otras peticiones, pero estas ya cuentan en el conocimiento de quienes las sufren.

En definitiva mi idea base en este comentario, es establecer una diferencia existente entre los servicios que sanidad políticamente puede mejorar y debe mejorar, y el respeto que se merecen los profesionales de la medicina, de los cuales verdaderamente nos podemos sentir orgullosos, que existen manzanas podridas, pensarán alguno de los lectores, seguro, como en todas las profesiones, pero a estos yo no los catalogo como profesionales sino como intrusos en una profesión que no se la merecen. Y a todos aquellos que se presentan a las elecciones como nuestros representantes, les pediría la mayor coherencia en sus promesas, que prometan lo que puedan cumplir, y que cumplan lo que prometen.