Es muy cierto que en los últimos meses España se ha ganado la admiración internacional por dar la vuelta a su inestable economía, pero también debemos reconocer las consecuencias de las «impopulares» políticas de austeridad y las «dolorosas» reformas económicas, especialmente sobre el mercado de trabajo. Aunque, España está camino de crecer en más de un 3% este año y su número de desempleados disminuye, el precio lo están pagando los trabajadores precarios: en julio, el paro se redujo en 74.000 personas, el mejor mes desde julio de 1998. Sin embargo, de los 1,8 millones de contratos laborales que se firmaron durante el mes, solo el 6,9% eran contratos indefinidos. Podemos afirmar que «el mercado laboral de dos niveles» sigue arraigado en España tras la crisis.

En España, uno de cada ocho trabajadores gana una cantidad igual o menor al salario mínimo interprofesional (SMI). Antes de la crisis, solo le ocurría a uno de cada 12 trabajadores. Los salarios han disminuido en todos los ámbitos, analiza el mismo medio, pero especialmente para quienes se ven obligados a permanecer en el sector de empleo temporal. Un trabajador que antes trabajara de forma indefinida y que ahora lo hace de forma temporal, gana de media un 48% menos.

El mercado laboral se ha convertido en un campo de batalla político. El Gobierno, con las elecciones presidenciales a la vuelta de la esquina, saca pecho en las encuestas. Porque lo importante de cara a las elecciones no es el crecimiento económico, sino la percepción del crecimiento económico.

En resumidas cuentas: los trabajadores pobres son una realidad en España. En 2007, uno de cada seis contratos tenía una duración igual o inferior a una semana. A día de hoy es uno de cada cuatro. Y la duración media de los contratos cayó de 78 días a 52 en el mismo periodo. Los contratos temporales de baja cualificación son hoy un «lugar común», pero también en profesiones de clase media como la enseñanza: el año pasado, por ejemplo, más de 174.000 docentes perdieron sus puestos de trabajo entre mayo y agosto, y solo fueron contratados de nuevo cuando el año escolar se puso de nuevo en marcha.

Así pues la rotación constante de los trabajadores con contratos temporales no tiene mucho sentido: ¿dónde está el incentivo para que una empresa invierta en su capital humano si sabe que va a despedir a sus trabajadores en dos años?

Hasta un 12% de los contratos indefinidos que se crearon en el año de vida de la «tarifa plana» de 100 euros ha desaparecido desde abril. Desde su puesta en marcha en febrero de 2014 se habían generado 231.000 empleos indefinidos con la bonificación del Ministerio a la contratación indefinida. A día de hoy, sin embargo, la cifra se queda en 205.217 trabajadores.

Casi la mitad de los españoles vivirá en situación precaria o en riesgo permanente de caer en la pobreza aunque superemos la crisis.

La inestabilidad en el empleo y los bajos salarios harán que casi la mitad de la población viva en situación precaria, conviene recordar que la mitad de los trabajadores -8 millones- cobran menos de 1.000 euros al mes, que uno de cada tres hogares tienen dificultades para terminarlo y que la mitad de las familias tienen algún tipo de deuda financiera.

Según las cifras oficiales: 14 millones de personas viven en situación técnica de pobreza y de ellos 6 millones en pobreza extrema, 40.000 familias fueron desalojadas de su vivienda por impago de hipoteca o de la renta en el último año y en 731.000 hogares no entra ningún ingreso.

Estamos ante una nueva estructura social consecuencia del elevado desempleo, la precariedad laboral, bajos salarios y los recortes en la protección social -4.970 millones de euros en 3 años-.

En el actual modelo de sociedad es inevitable la existencia de un importante sector instalado en la pobreza, las extremas desigualdades que se han alcanzado en España no sólo se van a mantener, sino que se incrementarán de tal manera que subir en la escala social va a ser cada vez menos frecuente.

Es duro y triste, pero es la realidad.