Los expertos no tienen una opinión unánime sobre el alcance del enfriamiento de la economía china. Los grados en la escala del miedo ante las devaluaciones del yuan y sus consecuencias son variados. Pero en lo que sí coinciden es en que China está llamada en los próximos años a conquistar lo más alto del podio de la economía mundial, en el que ahora luce la plata, por detrás de Estados Unidos. Y tiene trabajo por delante, ya que el gigante debe resolver debilidades y superar retos.

Europa mira con preocupación a Oriente estos días. Después de que el Banco Central chino haya depreciado el yuan durante tres jornadas consecutivas, numerosos analistas han analizado las consecuencias que la devaluación de la moneda asiática podría generar en la economía europea. Por el momento, la inestabilidad ha regresado en los mercados, que han registrado importantes pérdidas el lunes y ganancias el martes. El Gobierno chino se justifica asegurando que la medida servirá para impulsar las exportaciones asiáticas pero, ¿qué supondrá un yuan más débil para la economía del viejo continente?

Por el momento, la medida ya ha tenido un reflejo en los mercados. El lunes, las principales Bolsas europeas cerraban con fuertes caídas debido a la incertidumbre que generó la devaluación en los mercados. Ello se debe a que el teórico aumento de la competitividad china tras la depreciación irá, presumiblemente, en consonancia con un retroceso de las exportaciones europeas, un hecho que han anticipado los parqués de Europa.

Otra de las posibles consecuencias de la depreciación de la divisa asiática es que puede provocar el comienzo de una «guerra de divisas», es decir, que numerosos organismos internacionales sigan los pasos de China y opten por una devaluación de sus divisas.

Una consecuencia más, es que la devaluación del yuan por parte del Banco Popular de China está arrastrando el precio del crudo. Y es que un yuan más débil supone un petróleo más caro para los chinos, puesto que el precio del crudo está denominado en dólares. China es el segundo mayor consumidor de petróleo del mundo, por lo que cualquier decisión que puede modificar el consumo esperado de sus ciudadanos puede desembocar en subidas o bajadas del precio del crudo.

La devaluación que ha llevado a cabo China de su divisa, el yuan, ha cogido por sorpresa a los mercados mundiales y también a los analistas, que se preguntan qué puede significar esta medida. Probablemente, los líderes de Pekín también se estén haciendo esta misma pregunta.

Las autoridades monetarias de China decidieron rebajar el valor del yuan frente al dólar en un 1,9%, su mayor movimiento en años. ¿Se trata de una liberalización del sistema monetario, un paso para estimular la economía china o es el inicio de una guerra de divisas?

El Banco Popular de China fija una tasa diaria para el yuan, que puede variar un 2% hacia arriba o hacia abajo como máximo. La presión del mercado, propiciada por las fugas de capital y la ralentización de las exportaciones chinas, ha presionado el yuan a la baja dentro del rango permitido.

A pesar del serio efecto que está teniendo la devaluación en los mercados internacionales de renta variable, renta fija, divisas y materias primas, hay derivaciones que llegan a la economía real, al día a día de los ciudadanos. A los españoles nos afecta sobre todo en el turismo.

El turismo en España es el primer sector económico por importancia y emplea al 12% de los trabajadores. Pero tras la devaluación de su moneda, los ciudadanos chinos son más pobres en términos relativos. O dicho de otra forma, su moneda tiene menos poder de compra. Y la cosa puede ir a peor si el Banco Nacional de China decide seguir devaluando el yuan. Los analistas calculan que al menos tiene un margen de caída del 10%, como poco. Por eso mismo, con un poder adquisitivo menor vía tipo de cambio, es previsible que la llegada de turistas chinos a España termine por resentirse.

España es el tercer país del mundo que más turistas recibe, hasta 65 millones en 2014. La mayoría llegaron desde Reino Unido, Francia o Alemania, pero la presencia del turista chino es cada vez más importante. Algunas previsiones optimistas cifraban la llegada de turistas chinos a España en medio millón para este año, y las proyecciones van hasta el millón en 2020. La tendencia de los últimos años para el mercado de turistas chinos muestra un crecimiento de entre el 20% y el 25%.

Con una media de gasto por viaje de 2.040 euros, el doble que los alemanes, se espera que los turistas chinos desembolsen cerca de 612 millones España. Parte de este gasto corresponde a las compras, a las que destinan entre 350 euros y 800 euros en cada viaje, por encima del gasto en comida o alojamiento.

China se convirtió en 2012 en la primera potencia en cuanto a gasto turístico (102.000 millones de dólares), arrebatando el liderazgo a Alemania y a EE. UU., que habían encabezado la lista durante años. El país lleva creciendo durante los últimos 30 años a unas tasas promedio del 10%, lo que ha incrementado "significativamente" la renta per cápita de los chinos. Igualmente, ha habido una liberalización gradual de las políticas gubernamentales que controlan los viajes de los ciudadanos y se han simplificado los trámites para obtener visados. Además, las líneas aéreas han aumentado sus vuelos directos desde China en conexión con distintos destinos turísticos.