El exministro Wert cuenta con el dudoso honor de ser el ministro peor valorado de la legislatura Rajoy, igual que ser uno de los peores en el ranking democrático desde que se hacen estudios demoscópicos. También cuenta en su haber el haberse enfrentado frontalmente con la comunidad educativa, por primera vez uniendo a la escuela pública y concertada, con el aumento de la ratio por alumno y los recortes en educación, lo que en la práctica ha supuesto una supresión del personal docente que ronda los 30.000 profesores.

El señor Wert se enfrentó también a la comunidad universitaria y a la Conferencia de Rectores con esa injusta subida de las tasas en la matrícula universitaria a la vez que acompañada por un brutal recorte de becas que llegó hasta las Erasmus, dejando en el año 2013 a muchos estudiantes colgados sin beca por Europa, maniobra que fue rectificada cuando medio país puso el grito en el cielo. Por si le faltaran enemigos, también se puso enfrente al mundo de la cultura y del cine con ese oneroso IVA cultural que alcanzaba al 21%, el más alto de toda Europa. No había gala de los Goya en el que no le cayera algún chuzo en forma de gracia por parte de algún presentador.

Rajoy, sin embargo, no quiso cesarlo desde el principio. Prefirió mantenerlo en forma de «estafermo», vocablo que tomo prestado de Pedro J., la locución dice en su primera acepción: «Muñeco giratorio, con un escudo en la mano izquierda y una correa con bolas o saquillos de arena en la derecha, que, al ser herido en el escudo con una lancilla por jugadores que pasaban corriendo, se volvía y golpeaba con las bolas o con los saquillos al jugador que no pasaba ligero». Pues bien, de esto ha servido el señor Wert durante la presente legislatura, receptor del «pim, pam, pum» de toda la comunidad educativa y del mundo de la cultura.

¿Cuál ha sido su final? En premio a su meritoria labor, con agosticidad y alevosía el Gobierno le sitúa poco después de su cese al puesto de embajador en París ante la OCDE. ¿De qué emolumentos gozará? Sabemos que al menos tendrá un sueldo de 10.000 euros al mes, más al menos un cifra aproximada por el alquiler de un piso en un céntrica avenida de la capital francesa, personal a su servicio, coche y chofer. ¿Qué dice el cuerpo diplomático al respecto?

En un duro comunicado aprobado por su junta directiva, la ADE (Asociación de Diplomático de España) critica la práctica de premiar a políticos con embajadas «como si se tratara de un grupo empresarial que recoloca a sus directivos en consejos de administración».

Pero a esta historia hay que sumar un toque pasional para que suene a película francesa. Cuenta la maledicencia que Wert, personaje enamoradizo, al poco de ser nombrado ministro quiso tener muy cerca a su amiga Montserrat Gomendio Kindelan, bióloga millonaria, perita en estrategias reproductivas, sin un solo libro conocido bajo su nombre. Nadie mejor que ella, pues, para asumir la Secretaría de Estado de Educación, Formación Profesional y Universidades, sin duda por su saber en efectos deletéreos de la consanguinidad y otras especificidades científicas del reino animal. Tras un polémico paso por el Ministerio, Gomendio deja la Secretaría de Estado para ocupar en París el puesto de directora general adjunta de Educación en la OCDE. Al Gobierno sólo faltaba con premiar al exministro con un destino sito cerca del lugar de trabajo de su pareja. Fin de la película a cargo del contribuyente español.