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Alicante & Elche

La iniciativa de los dos alcaldes de las más pobladas ciudades de la provincia -Gabriel Echávarri y Carlos González- de poner en sintonía a los dos municipios e ir de la mano en determinadas reivindicaciones que podrían beneficiar a ambos municipios es loable, pero..., siempre hay un pero, le falta mucho recorrido para pasar de brindis al sol o campaña de imagen a realidad palpable, contante y sonante y beneficiosa para los ciudadanos. Perdonen, pero a estas alturas y después de presenciar cómo este tipo de planteamientos no ha pasado en los últimos años, tal y como reflejaban ayer las páginas de este periódico, de una mera puesta en escena, uno se ha vuelto desconfiado y poco dado a lanzar las campanas al vuelo. Y la verdad es que no se entiende cómo Alicante y Elche se han empeñado durante tantísimo tiempo, yo diría que desde siempre, en vivir de espaldas, ignorándose y, lo que es peor, renunciando a los beneficios que su unión les podría reportar por algo tan tonto y tan poco entendible como el chovinismo de cortas miras que se practica tanto en una ciudad como en otra. Cosas tan fáciles de conseguir como una coordinación de sus planes generales, para desarrollar de forma conjunta la gran área metropolitana que comparten, y otras que necesitan un poco más de trabajo y dedicación, como compartir servicios o realizar compras de bienes conjuntas, tendrían una repercusión directa y casi inmediata sobre las arcas públicas de Alicante y Elche y, por ende, sobre los bolsillos de sus ciudadanos. Bienvenida, pues, la iniciativa de las dos nuevas corporaciones si sirve de una vez por todas para que ilicitanos y alicantinos unan fuerzas y hagan sentir una voz más contundente allí donde sea necesario, pero ¡ojo! si la cosa se queda en cuatro enmiendas conjuntas a los presupuestos... para este viaje no hacían falta tantas alforjas.

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