Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Antonio Sempere

En pocas palabras

Antonio Sempere

Aquí huele

Lo siento pero no cabe finura alguna ni elegancia a la hora de abordar el asunto que deseo exponer en estas líneas. Al grano. Los aseos de la Biblioteca Pública del Estado Azorín, sita en el emblemático Paseíto de Ramiro, apestan. Cuando afirmo que hieden, me refiero a que el olor es tan nauseabundo que produce arcadas. Sobre todo cuando llevan varias horas de servicio, y para colmo el calor aprieta.

Que la Biblioteca Pública Provincial presente un estado tan lamentable, durante tanto tiempo, es algo realmente insólito. Como también resulta significativo el estoicismo de los usuarios, que si tuviésemos un mínimo de dignidad realizaríamos un plante a las puertas reivindicando unas condiciones mínimas de salubridad y negándonos a entrar en las instalaciones. Pero qué les voy a contar del grado de concienciación ciudadana que abunda por estas tierras y de la escasa capacidad para aunarse en la desdicha. Si te descuidas, todavía habrá quien diga que de qué nos quejamos, cuando tenemos la Biblioteca mejor situada de España, en plena playa del Postiguet.

El edificio urge una reforma integral, tras 40 años de deterioro. Muchas de sus dependencias están obsoletas, otras entraron en desuso hace tiempo. Pero de todas ellas las que han llegado al grado de lo inhabitable son los susodichos aseos. Ni con mascarilla se puede soportar tanto olor a podrido.

Me hago cruces de que los representantes de las distintas administraciones, autonómica, provincial y municipal, hayan consentido que el inmueble se degradase hasta este punto. ¿Pero qué imagen puede llevarse alguien que entre allí? Se trata de una biblioteca gestionada por la Generalitat Valenciana, como queda claro en el logotipo que se puede ver a sus puertas, tiene rango de biblioteca provincial y es la principal de la ciudad. ¿Acaso ninguno de sus gestores han visitado nunca los aseos?

Porque lo de este edificio es indigno se mire por donde se mire. Lo sería en un cualquier lugar, por pequeño que fuera. Pero es que estamos hablando de una ciudad del tamaño de Alicante y de una provincia que suma dos millones de contribuyentes. En mi paseo por las bibliotecas provinciales de la red del Estado me he encontrado de todo. Pero lamento decir que el estado de precariedad en que se encuentran las instalaciones de la Azorín no tiene parangón.

Las obras de la reforma integral podrían comenzar el año próximo. Pero la situación de los aseos no se puede demorar ni un día más. Si no hay solución (porque las soluciones pasan por gastar dinero), podrían clausurarse. Cualquier cosa mejor que seguir como hasta ahora. Los usuarios de estas dependencias no merecemos este maltrato. Al tiempo que la imagen que se ofrece de la que debiera ser una de las infraestructuras culturales básicas es nefasta. ¿Hasta cuándo?

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats