Tal día como hoy, un caluroso 4 de agosto de hace 118 años, un adolescente de no más de 14 años, llamado Manuel Campello Esclapez, descubrió a golpe de azadón un busto de arte ibérico que pronto se convirtió en uno de los símbolos más representativos de la ciudad. Lamentablemente, un astuto Pierre Paris, que había sido invitado por Pedro Ibarra en aquellos días para contemplar las representaciones del Misteri d'Elx, pronto quedó fascinado por la belleza y singularidad de la pieza ibérica. El arqueólogo francés consiguió que el Museo del Louvre comprara aquel busto, que durante aquellos días de agosto llamó la atención de los ilicitanos, y partiera camino de un exilio que llega hasta nuestros días.

El pueblo de Elche, desde aquel momento, siempre ha anhelado que la Dama volviera de nuevo a la ciudad. A lo largo de estos últimos años esta reivindicación histórica ha ido tomando mayor envergadura y la práctica totalidad de fuerzas sociales apoya su regreso, ya no sólo de forma temporal, sino de manera indefinida. Todos somos conscientes de que con su regreso se vería cumplida una aspiración legítima que tiene que ver con los sentimientos de una ciudad hacia uno de sus símbolos más representativos, pero que además supondría todo un revulsivo tanto turístico como económico en todos los sentidos.

Durante los seis meses que la Dama estuvo en Elche en el año 2006, fueron cerca de 400.000 personas las que se estima que fueron a visitarla. Hasta nuestra ciudad vinieron personas de nuestra comunidad y de todo el país. El impacto económico sobre los comercios y el sector de la hostelería en aquel momento fue importante, mientras que su ausencia en le Museo Arqueológico Nacional, espacio que alberga permanentemente la pieza, no supuso ningún descenso significativo de visitantes en cuanto a las cifras totales. A todo ello, habría que sumar la huella social y cultural que dejó en la vida cotidiana de la ciudad, que se sentía orgullosa de poder contar durante unos meses con el busto ibérico que a menudo veían representado en espacios públicos y privados, pero que muchos ni siquiera habían tenido la oportunidad de verlo presencialmente.

Fruto de aquella visita fue la construcción de un gran museo, el MAHE, que recogiera en buena medida los hallazgos arqueológicos y la historia antigua de la ciudad. En su interior, aprovechando la estructura fortificada del Palacio de Altamira, se preparó cuidadosamente la Torre del Homenaje como el espacio idóneo, en medidas de seguridad y de conservación, que pudiera acoger a la Dama. Pero la creación de aquel museo no fue más que el primer paso de un proyecto mucho más ambicioso que sirvió para demostrar que esta ciudad está preparada para recibir a la Dama y que nada hay que temer, ni por cuestiones de seguridad ni por problemas de conservación ya que contamos con la infraestructura adecuada.

Estamos trabajando desde que llegamos al gobierno de la ciudad para que el regreso de la Dama sea una realidad. Así, hace unos días, el conseller de Cultura, Vicent Marzà, estuvo en Madrid y medió para conseguir este objetivo, actuación que viene apoyada por el firme compromiso del presidente de la Comunitat Ximo Puig por hacerlo posible también. Queremos presentar una iniciativa sólida y viable en la que la cesión permanente de la Dama no sea sólo un hecho aislado, sino que se erija en la piedra angular de un proyecto museístico ambicioso que nos conduzca a convertirnos a medio plazo en la capital de la cultura íbera. Todo ello pasaría por que el MAHE fuera designado Sede del Museo Arqueológico Nacional, de manera que la pieza seguiría teniendo la titularidad pública y su lugar de exposición no sea Madrid, sino en esta ocasión, y al igual que sucede en casos similares, fuera la ciudad de Elche.

En conclusión, celebramos hoy los 118 años del hallazgo de la Dama de Elche con la alegría que nos da sentirnos orgullosos de ser la tierra en la que tomó forma una de las piezas arquelógicas más singulares y valiosas de la época prerromana. Pero también nos sentimos decididos a afrontar el reto de trabajar para que su regreso sea una realidad muy pronto, de luchar por la cesión definitiva que los ilicitanos llevamos demandando desde hace tantos años. Somos conscientes de la responsabilidad que tendremos si esta aspiración finalmente llega a buen puerto, pero también estamos seguros de nuestro compromiso con quien representa uno de nuestros más grandes patrimonios: la Dama de Elche. Estoy seguro de que todos juntos lo vamos a conseguir.