El mes de julio se está consolidando en dos tradiciones: la de ser el mes más caluroso del año y el de los sustos económicos. ¿Sustos, qué sustos? ¿El Grexit? No, no, lo de Grecia era un petardo de explosión controlada. La mascletá atómica es China.

La primera vez que pisé China fue en el año 95. Allí pasé un tiempo buscando fabricantes de componentes para el sector industrial donde trabajaba. Perdido en la ciudad de Suzhou, era el primer rostro pálido que veían algunos de los operarios de las fábricas con las que trabajaba. Mil anécdotas de aquellos años. Desde entonces he trabajado con China ininterrumpidamente, siendo testigo de excepción del cambio que se han sucedido. Hablamos de un país al que casi no hacemos caso por esa altivez típica del occidental acomodado. Como ya hemos superado el acongoje de la crisis, no recordamos el texto que hizo famoso a Leopoldo Abadía, donde explicaba bien claro que son los trabajadores chinos los que con sus ahorros capitalizan a sus bancos, que son los que nos prestan el dinero a nosotros, los europeos.

Pero ahora parece que el portaviones económico mundial se está parando. Y no se han visto ni la mitad de la mitad de titulares que en el caso de Grecia. Se me ocurre que es debido a que como somos un país que se mueve gracias a tener unos tertulianos que saben de todo, de esto de China no tienen ni idea, y no hablan de ello, entonces no es noticia. No somos conscientes de la dependencia que tiene España de aquel país. Les recuerdo que somos un país de servicios y que hemos dejado de ser un país industrial. Sectores enteros como el textil, juguete o calzado dependen casi exclusivamente de comprar capacidad de producción china.

Dedicaba el viernes un análisis el Financial Times a este asunto y daba datos incontestables. Por ejemplo Ford es la primera vez desde 1990 que sufre un descenso de ventas.

Contextualizando el problema, el pánico que ha ocurrido en el índice Shanghái Composite se debe a que China puede estar sufriendo una desaceleración (slowdown) y que en lugar de crecer el PIB un 7,5% sólo crezca este año un 6,8%. Como lo oyen. El chino medio es ahorrador y la bolsa de Shanghái está tomada por pequeños inversores, que a la mínima sacan su dinero. Lógico. Entonces caemos en que toda nuestra economía occidental, o parte de ella, cabalga a lomos de un país que tiene que crecer en PIB casi tres veces lo que la UE. Cualquiera diría que esto no se puede sostener mucho más en el tiempo y China va a ver reducido su crecimiento porque, entre otras cosas, su mapa sociológico está cambiando, ya que son 400 millones de millones de chinos rurales los que se están desplazando a las ciudades. Pinta mal.

En aquellos años noventa los chinos me preguntaban si podían tocarme el vello de los brazos, y no es que el firmante de este artículo sea un aguerrido hirsuto, sino que ellos jamás habían visto a alguien con vello en los brazos. Pues esos pelos hoy los tengo como escarpias. De verdad que este tema me preocupa. Y más me preocupa que no le preocupe al resto. Ojalá sea una paranoia mía. Pero?