El bombardeo de Irán por parte de Israel, algo que parecía posible hace dos años, es la solución que Netanyahu quería para la crisis nuclear con Irán. La respuesta al programa nuclear era el ataque a las plantas de enriquecimiento de uranio. No era una baladronada, ya lo hicieron contra las centrales nucleares de Siria, o de Irak en la época de Sadam Hussein. Como dijo el presidente Obama, la alternativa al acuerdo con Irán es la guerra. No es un acuerdo de paz, ni supone al menos de momento la normalización de las relaciones con Irán es un acuerdo basado en el control de lo pactado.

Desde 2006 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas ha dictado una serie de resoluciones, y tras varios años de negociación se ha llegado a un acuerdo muy extenso y meticuloso que establece a lo largo de 125 páginas el Plan de Actuación Integral Conjunto (PAIC). El Consejo de Seguridad hizo suyo el pasado día 25 el PAIC, e insta a que se aplique plenamente. El documento aprobado enumera en el anexo A cinco apartados: el anexo I establece en primer lugar las medidas relacionadas con la energía nuclear, es absolutamente meticuloso: la remodelación del reactor de agua pesada en Arak, las limitaciones y modificaciones en los de Teherán y Fadow así como las características y número de las centrifugadoras, el máximo enriquecimiento y los kilos de uranio que puede acumular como máximo; el anexo II del levantamiento de sanciones detalla las personas, empresas, instituciones, barcos, y aeronaves afectados por el bloqueo; las posibilidades que se abren para la cooperación nuclear en materia civil; las características de la comisión conjunta que supervisará el desarrollo y aplicación de los acuerdos; y en el anexo V la secuencia de aplicación de la PAIC. En este proceso establece el día del levantamiento de las sanciones, «día de aplicación», en base al informe y la inspección de la Organización Internacional de la Energía Atómica (OIEA); el «día de transición» que será como máximo a los ocho años o si antes, la OIEA establece que la energía nuclear se está desarrollando en ámbitos civiles; y por último «el día de terminación» a los 10 años del día de aplicación cuando se haya cumplido lo previsto. Como anexo B está la carta que la delegación de Estados Unidos ha dirigido al Consejo de Seguridad en nombre de los cinco miembros permanentes más la Unión Europea (E3/UE+3, como se le denomina oficialmente). El detalle y la meticulosidad del acuerdo, certifica que se basa en el control mutuo.

El acuerdo cambia radicalmente el marco de relaciones en Oriente Medio. De entrada Arabia Saudita ha comenzado a detener grupos radicales que han atentado en la península contra centros chiítas. Turquía ha atacado intereses del Estado Islámico y permite el uso de sus bases a la aviación norteamericana. Aunque probablemente por motivos políticos ha roto las conversaciones de paz con los kurdos atacando el Kurdistán, que también está luchando en Irak contra el Estado islámico. Aquí los motivos son claramente internos porque Erdogan ha perdido muchos votos en favor de los partidos kurdos. Naciones Unidas ha insistido en el alto el fuego en Yemen donde se enfrentan chiítas y sunitas. De hecho las potencias regionales como son el propio Irán, Arabia Saudita, Turquía, Egipto y en menor medida Qatar se están replanteando el apoyo a las distintas fuerzas en conflicto en Líbano Siria, Irak, Libia, o Yemen. La presencia de Irán como agente regional con pleno reconocimiento internacional cambia el marco del juego y abre la puerta a un mayor entendimiento necesario.

También supone un mayor aislamiento internacional de Israel. La actuación de Netanyahu en las pasadas elecciones norteamericanas, y ahora en su desesperado intento de que el Congreso dicte una resolución para dejar sin efecto el acuerdo conduce a un mayor aislamiento internacional. El partido laborista debate la posibilidad de unirse al gobierno de Netanyahu -que gobierna con una mayoría exigua y una amplia coalición- pero es difícil que los laboristas consigan un cambio en la política catastrofista que predica Netanyahu, catastrofista porque parte de que todos quieren acabar, y ponerse en riesgo la existencia de Israel.

A medio plazo las potencias árabes principales Arabia Saudita, Irán y Turquía cerrarán acuerdos lo que dejará a Israel más aislado si cabe, y con unas relaciones con Estados Unidos muy enfriadas. Es, probablemente, lo que teme Israel.