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Francisco Esquivel

Deberes de cada cual

Vamos a ver. El vicealcalde de Alicante y portavoz de Guanyar, Miguel Ángel Pavón, quiere que se retire el busto del rey Juan Carlos del Salón Azul; el pesoe desliza que, de los 40.000 parados con los que cuenta la ciudad, el de bronce no es el que más le preocupa; Natxo Bellido, en representación de Compromís como tercer socio del equipo de gobierno -es que esto ahora es muy largo-, se ha postulado por un cambio de ubicación de la escultura, mientras por Ciudadanos, que anda a la que salta, Cifuentes ha venido a decir al resto de gachós que, aunque para republicano él, «aquí alguien se ha tomado cervezas de más». Si a esto unimos el bombo que alcanzaron los tuits de la edil Moreno, algunos de los cuales han tomado rumbo a la Audiencia Nacional por las alusiones a la Familia Real, hay que concluir que, a pesar de los cerca de cuarenta años que lleva colocado el busto de la presunta discordia, nunca se había hablado tanto de la Corona como en el mes y medio mal contado que han pillado cacho aquellos que buscan que la cosa monárquica apenas si tenga presencia. Uno de los tripulantes de la nave municipal advierte que «pese a no estar en agenda, valorarán la cuestión» y quien lleva la voz cantante en el asunto da por sentado que «esto no va a romper ningún pacto de gobierno, pero nuestra posición es esa y debemos trasladarla a la opinión pública». Es curioso. Los mismos que protagonizan reuniones secretas en torno a la instalación o no de Ikea, con su macrocentro y su canesú, y que tienen a vecinos de la zona y a comerciantes cazando moscas, pretenden tranquilizar a la parroquia participándoles que, aunque sobre el tomate aparenten que están haciendo la estatua, no se muestran dispuestos a que la figura del padre del rey siga un minuto más donde se encuentra. Es que no se podía aguantar más, qué bien. Al fin, avanzaremos.

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