Los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) correspondientes al 2º trimestre de 2015 que se han publicado esta semana son buenos. El número de ocupados se ha incrementado, el de parados se ha reducido y la población activa, la suma de parados y ocupados, crece. Las tres son buenas noticias.

Al crecer las expectativas de encontrar trabajo el disgusto se lo puede llevar la ministra Fátima Báñez porque aumente el paro registrado, como ya ocurrió con Zapatero en plena bonanza económica; la gente se apunta más en las oficinas de empleo porque hay más expectativas de encontrar empleo. Si ahora que estamos en plena cruzada social electoral aumentaran la cobertura a los desempleados, extendiendo la ayuda familiar por ejemplo, aumentaría el paro registrado. Pero, las personas apuntadas en las oficinas de empleo es un dato que no sirve ni para medir el paro ni para medir el empleo.

Los datos de la EPA son buenos, decíamos arriba, incluso sin el componente estacional -al comienzo del verano, en el segundo trimestre, se crea empleo- la ocupación ha crecido un 1,12% con relación al trimestre anterior y el paro se reduce en 2,54. Los mismos datos desestacionalizados del segundo trimestre del año anterior eran mejores: 1,17 aumentó la ocupación y un 2,71% se redujo el paro. O sea, que no tiren cohetes los datos desestacionalizados son buenos, pero los del año pasado eran mejores.

El milagro económico en España (INFORMACIÓN 16-VI-2015) deriva de las actuaciones de Mario Draghi en el Banco Central Europeo: bajar los tipos de interés en torno a 0%, la devaluación del euro con relación al dólar o la compra de deuda o activos por el BCE. El cuarto factor es el descenso de los precios del petróleo nos ha venido por la política de la OPEP, pero no se ha aprovechado para cambiar el modelo energético tan dependiente de las energías fósiles, ampliando el peso de las renovables. Al contrario se han penalizado las renovables. En lugar de aprovechar los créditos baratos para reducir el endeudamiento lo hemos disparado casi al 100% del PIB; la Unión Europea establece que el déficit debe estar en torno al 3%, pero también que la deuda no debe superar el 65%. Otro factor exógeno del crecimiento es la inestabilidad en los países árabes mediterráneos que ha desviado el turismo europeo hacia España, y tampoco se ha aprovechado para mejorar el modelo turístico, que se asienta en precariedad y bajos sueldos. Por último, el descenso del poder adquisitivo de las rentas salariales -la «devaluación interna» que dicen algunos economistas- y los recortes en el Estado del Bienestar son la ejemplar contribución del Gobierno de Rajoy al crecimiento. Y, como consecuencia, de la emigración española al extranjero.

Pero el gran objetivo, del presidente Rajoy, es terminar la legislatura con mejores datos de empleo que cuando llegó al Gobierno en 2011. En el tercer trimestre de 2011 había 618.000 ocupados más que habrá que comparar con la EPA del tercer trimestre de 2015, que conoceremos a finales de octubre, en vísperas de las elecciones. En 2011, con una población mayor de 16 años, y una población de inactivos -menores y pensionistas- similares a las actuales, había 467.000 activos más y 151.000 parados menos. La cifra de parados es posible que a final de año se aproxime a la de 2011, la tasa de paro ya es inferior, pero porque las personas disponibles para trabajar, los activos -la tasa de actividad- se han reducido en esos 467.000, son los que se han ido al extranjero o han tirado la toalla y no buscan empleo de forma activa.

Activos son las personas de 16 o más años que durante la semana de referencia de la encuesta han estado disponibles para trabajar y que buscan empleo de forma activa. Ocupados los que siendo activos al menos han trabajado una hora esa semana; y parados los que teniendo la condición de activos no han encontrado trabajo. Los activos son igual a ocupados más parados.

Dos millones de españoles tuvieron que irse al extranjero, y así se redujo el paro, en los años 60 del desarrollo franquista, ayudado por la represión a los sindicatos y el control salarial. El crecimiento se financiaba con las remesas que enviaban los emigrantes, con los ingresos de las exportaciones agrícolas y con el boom del turismo. Les suena el modelo: España es diferente. Todavía.