Con lo que tiene por delante el Consell para lidiar, le han saltado además los bous al carrer y los de la plaza. El responsable de la cuestión ha dicho respecto de los primeros que solo recibirán permiso aquellos municipios que acrediten una tradición honda y que, desde luego, lo que no habrá serán subvenciones. Ximo Puig se ha puesto a torear como un descosido y le ha trasladado al alcalde de Alicante que se olvide de recibir guita para ningún tipo de inversiones ahora. Se lo ha dicho a éste y al que se ponga por delante. Pero volviendo a la otra fiesta ya vaticinó Oltra que «la mejor manera de evitar accidentes en los bous es no ponerse delante de un toro» y remató dejando claro que «nosotros no vamos a organizarlos desde el Consell ni en el Consell», aspecto este último por el que el propio presidente debió tentarse la ropa mirando para un lado y para otro, sin soltar el capote por si acaso.
Las cerca de cinco mil peñas de bous que hay en el territorio andan tensas y expectantes por saber el camino que tomarán los próceres. Aparte de que ya quisieran saberlo ellos, los peñistas van a alucinar en colores con los lances que les esperan. El ayuntamiento de Xátiva, sin ir más lejos, asegura que hará un referéndum por lo que habrá que ver a Rus con esa pinta de picador cuando diga aquí estoy. Dentro del tripartito, una edil de Guanyar apuesta por la fórmula setabense para ver qué se hace con la plaza de Alicante, mientras que la alcaldesa de Gata, que es de Compromís, ha saltado al ruedo con el fin de dejar claro que los bous al carrer no se tocan si no es por encima de su cadáver. En Sueca, en cambio, están por cargarse los festejos que, al fin y al cabo, casta es. La temporada se presenta repleta de novilladas y rejoneo. Ahora bien, reconozcámoslo. Viendo satisfecho a Montoro, es comprensible que el resto no esté para demasiadas corridas.
