El Elche CF está clínicamente muerto. Es como ese paciente comatoso que lleva meses sin despertar y ya sólo espera que al llegar un día al hospital el médico te diga que debes firmar un papelito para autorizar su desconexión de la máquina que le mantiene unido a la vida. La vida interna del club tras su ascenso a Primera División ha sido calamitosa, malgastando su existencia cada día que pasaba.

Pero no conviene buscar culpables fuera de la propia entidad, sino hacer autocrítica y analizar los errores cometidos. Es doloroso que un equipo hecho a medias y a contrarreloj que consigue la proeza de la salvación sea descendido por una mala gestión de unos pocos, pero en ningún caso es una injusticia. Tengamos esto claro.

El club es una SAD (Sociedad Anónima Deportiva) y como tal debe cumplir con sus obligaciones fiscales. Algo que no ha hecho. Y no hay vuelta de hoja. La excesiva prima por la permanencia, las obras del estadio -puede que necesarias pero muy costosas, mucho más de lo previsto- y algún que otro desvío de capital por parte de la directiva han llevado al desastre económico de la entidad franjiverde.

Con una de las mayores masas sociales del fútbol español, un estadio propio que está entre los mejores de Primera y una ciudad respaldando al club, los máximos responsables de esta situación son los que mandan dentro de la propia entidad. Precisamente sorprende cuando ese respaldo llega a lo institucional, como ha pasado ahora.

Acuerdos. La semana pasada nos llegaba la noticia de los acuerdos a los que se había llegado en la reunión mantenida entre la nueva concejala de Deportes, Cristina Martínez, y miembros de la directiva del club. La anterior alcaldesa ya decidió posicionarse en el tema atacando al por entonces presidente, José Sepulcre, y amenazando con intervenir si no se tomaban medidas drásticas. Muy cerca de las elecciones municipales, el movimiento de Mercedes Alonso fue estratégico y muy meditado, ya que bien saben en el Ayuntamiento que la preocupación por la situación del club en la ciudad es enorme, llegando a concentrarse miles de personas para pedir un indulto por parte de la LFP.

Recién estrenado el nuevo gobierno, la Concejalía de Deportes ha convocado junto al nuevo presidente del Elche, Juan Anguix, una manifestación para el día dos de julio, un día antes de la resolución del TAD. Esta medida de acción es más que sorprendente, ya que implica la defensa de una empresa privada por parte de una institución pública. ¿Comenzará a convocar manifestaciones el Gobierno local para defender a todas las empresas que no hagan frente a sus obligaciones fiscales? ¿O sólo cuando de ellas pueda conseguir rédito político? Es algo que llama especialmente la atención teniendo en cuenta que el Ayuntamiento de Elche no ha convocado nunca una movilización de protesta por temas de desahucios, violencia machista, o a favor de colectivos como las personas discapacitadas, dependientes o migrantes.

Filón mediático. Parece algo bastante evidente que tanto el anterior Gobierno como el actual han visto un filón mediático en la situación del club para ganarse al público de la ciudad, e incluso habrá representación municipal en dicha manifestación. Hasta el propio alcalde ha mostrado al presidente su máxima predisposición para seguir colaborando con esta cruzada contra los estamentos del fútbol español -le suponemos la misma entrega para, como decíamos, ayudar a recuperarse a empresas que no puedan hacer frente a sus pagos y obligaciones fiscales-.

Y es que parece que el deporte de masas es más importante para el Ayuntamiento de Elche que todos los demás problemas generados por el anterior Gobierno y los que siguen surgiendo en la ciudad. Tenemos muchos problemas también en materia de deportes que de momento parece que no son una prioridad para dicha concejalía frente al estado de salud de una Sociedad Anónima Deportiva. Pero supongo que, como todo en esta vida, es cuestión de prioridades.

Firmar el papelito y salir a hacer frente a tantas cosas por resolver, o seguir perdiendo energías con una batalla que no te corresponde con tal de ganar simpatías. Para la afición, entre la que me incluyo, todo el apoyo. Pero mis prioridades están claras.