No está escrita en ningún sitio, no es objeto de pactos explícitos con firma y posado fotográfico, pero la regla de conceder un tiempo inicial de funcionamiento a nuevos gobiernos antes de criticarlos parece de justicia. Son los famosos «100 días de gracia». Dudo que ante la cercanía de las elecciones generales los partidos políticos se resistan a cumplir ese pacto de no agresión, pues algún amargo aperitivo que otro ya nos sirven en ese sentido. Pero también es difícil para la ciudadanía mostrar paciencia con los nuevos gobiernos municipales y autonómicos. Tras el derribo de los derechos que posibilitan una vida digna a las personas hay mucho cascote que retirar antes de comenzar a construir de nuevo y esperar 100 días puede ser un plazo insalvable para mucha gente. En estas condiciones, reclamar la necesidad de la prevención y erradicación de la violencia machista y los recursos para la atención integral a mujeres en situación de maltrato le parece a mucha gente que no es una prioridad. Sobre todo porque la normativa existente ni se aplica íntegramente ni se aplica bien, por lo que no se puede percibir socialmente que haya habido privación de derechos si nunca fueron considerados como tales. Al contrario: quienes se oponen tratan de presentarlos como privilegios para las mujeres y privación de derechos para los hombres.

Desde la celebración de las elecciones el pasado 24 de mayo hasta el día que escribo estas líneas, es decir, en menos de un mes, han sido asesinadas cinco (5) mujeres por sus parejas o exparejas ¿No delata este terrible dato la existencia una emergencia social? Sin techo y sin comida no se puede vivir, es verdad, pero ¿sí con golpes, con humillaciones, con amenazas? No hay día en que no se difunda una noticia sobre agresiones que sufren las mujeres, pero de la gran mayoría ni siquiera llegamos a enterarnos ¿Cuántas estarán sufriendo el terror en sus vidas? ¿Qué pensarán estas mujeres de esos 100 días de gracia, cuando ellas no disponen ni siquiera de un minuto de tregua? ¿Qué pueden esperar de los nuevos gobiernos municipales y autonómicos si sus representantes no se acuerdan de ellas en las medidas urgentes que anuncian? A quienes acaban de acceder al gobierno de municipios y comunidades autónomas hay que recordarles que parar la violencia machista es cuestión de vida o muerte y que 100 días son muchos días. Anunciar nuevas leyes no es la solución inmediata que se requiere. El derecho a una vida libre de violencia machista no es un lujo, sino una necesidad vital. Y a las mujeres que padecen esta violencia con mayor crudeza ni se les puede ignorar ni se les puede pedir paciencia.