El Papa, Francisco, en su habitual interés por la familia, nos ha dado una serie de pistas que ayudan mucho a vivir la familia. Una primera pista es la vivencia del embarazo y del nacimiento del hijo. «Poco a poco empiezas a notar a tu hijo y te das cuenta de que tu hijo está contigo y lo sientes de verdad. Te sale de dentro llevarte la mano y acariciar la tripa casa dos por tres».

Una segunda pista es la oración en familia. Dice el Sumo Pontífice: «Cuando el papá y la mamá acuestan para dormir a sus niños recién nacidos, a menudo los confían a Dios para que vele por ellos, y cuando los niños son un poco más mayores, recitan junto a ellos oraciones simples».

Una tercera pista es la convivencia con otras familias. Esta visita de los padres con sus niños a otras familias es de un gran valor porque «ayuda a los hijos a crecer en valores como la solidaridad y en querer a los demás en toda su dignidad».

Una cuarta pista es afrontar los conflictos de una manera constructiva. Es evidente que, a lo largo de los años, puede haber momentos buenos y momentos malos, o sea, fallos personales. Hay que saber disculpar los fallos porque todos los tenemos, y el perdón da mucha alegría al que lo recibe y al que lo da.

La quinta pista es la utilización correcta de los medios de comunicación, como la televisión, etcétera. Es deseable que la familia esté de acuerdo en el uso de los medios de comunicación. Hay que ayudar a compartir los medios de comunicación y estar dispuestos a pedir perdón cuando sea conveniente para favorecer el reencuentro familiar.

La sexta pista es la mutua comunicación de hombre y mujer y entre padres e hijos, buscando la belleza y la riqueza de estos encuentros.

La séptima pista es saber discernir entre lo bueno y lo malo, y elegir lo bueno. Así se va construyendo la familia y se la vive muy agradablemente.